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Encuentran evidencias de que los humanos cocinaron pescado hace 780,000 años

Un estudio realizado por un equipo internacional de investigadores sobre el hallazgo de los restos de una carpa en el yacimiento israelí de Gesher Benor Ya’aqov ha revelado que los humanos primitivos utilizaron el fuego para cocinar los alimentos hace 780.000 años, unos 600.000 años antes de lo que hasta ahora se creía. Según los investigadores, este sensacional descubrimiento constituye la prueba de lo que fue una auténtica revolución en la dieta de los primeros humanos

una palabra que cada día es más habitual, y que además está de moda, es «cocinar», un concepto que se refiere al hecho de procesar alimentos en el fuego controlando la temperatura a la cual se quieren calentar, e incluye una amplia variedad de maneras de hacerlo. Aunque, en realidad, este concepto no es algo nuevo. Hace miles de años que el ser humano procesa alimentos para facilitar su consumo. Pero ¿cuándo empezó a hacerlo? De hecho, esta pregunta ha sido objeto de numerosos debates científicos durante más de un siglo. Hasta ahora, las primeras evidencias de que disponían los investigadores sobre cómo el ser humano «cocinaba» datan de hace aproximadamente unos 170.000 años.

Ahora, un equipo internacional formado por investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén (HU), la Universidad de Tel Aviv (TAU) y la Universidad de Bar-Ilan (BIU), en colaboración con el Museo Steinhardt de Historia Natural, el Colegio Académico Oranim, la Institución de Investigación Oceanográfica y Limnológica de Israel (IOLR), el Museo de Historia Natural de Londres y la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia ha realizado un descubrimiento excepcional. El análisis detallado de los restos de un pez de gran tamaño, muy parecido a una carpa, encontrado en el yacimiento arqueológico de Gesher Benot Ya’aqov, situado al norte del Valle del Jordán, en Israel, muestra que este pescado fue cocinado hace aproximadamente unos 780.000 años.

Tradición de cocinar pescado

Los resultados de la investigación dirigida por Irit Zohar, experta del Museo de Historia Natural Steinhardthan, y por Naama Goren-Inbar, directora del yacimiento, han sido publicados en Nature Ecology and Evolution. «Este estudio demuestra la gran importancia de los peces en la vida de los humanos prehistóricos, para su dieta y estabilidad económica. Además, al estudiar los restos de peces encontrados en Gesher Benot Ya’aqob pudimos reconstruir, por primera vez, la población de peces del antiguo lago Hula y mostrar que albergaba especies piscícolas que se extinguieron con el tiempo. Estas especies incluían púas gigantes (carpas) que alcanzaban hasta dos metros de largo. La gran cantidad de restos de peces encontrados demuestra su consumo frecuente por parte de los primeros humanos, quienes desarrollaron técnicas especiales de cocinado», han explicado Zohar y Goren-Inbar.

‘Este estudio demuestra la gran importancia de los peces en la vida de los humanos prehistóricos, para su dieta y estabilidad económica’, según las investigadoras.

En su estudio, las investigadoras se centraron en los dientes faríngeos (utilizados para triturar alimentos duros como las conchas) de la especie de peces pertenecientes a la familia de las carpas. Estos dientes se hallaron en grandes cantidades en diferentes estratos arqueológicos del yacimiento. El estudio de la estructura de los cristales que se forman en el esmalte dental, cuyo tamaño aumenta con la exposición al calor, ha revelado que los peces fueron expuestos a una temperatura adecuada para su cocción y no quemados por un fuego espontáneo. «El hecho de que la cocción del pescado sea evidente durante un período tan largo e ininterrumpido de asentamiento en el yacimiento indica una tradición continua de cocinar alimentos. Este es otro de una serie de descubrimientos relacionados con el alto nivel cognitivo y las capacidades de los cazadores-recolectores que se encontraban activos en la antigua región del valle del Hula», añade Goren-Inbar.

Cambios físicos

Las investigadoras afirman también que la transición de comer alimentos crudos a comer alimentos cocinados tuvo enormes implicaciones para el desarrollo del comportamiento humano. Consumir productos cocinados reduce la energía corporal necesaria para descomponer y digerir los alimentos, lo que permite la evolución de otros sistemas físicos. También provoca modificaciones en la estructura de la mandíbula y el cráneo. Este cambio sustancial provocó que los humanos primitivos ya no tuvieran la necesidad de buscar y digerir alimentos crudos, lo que les proporcionó mas tiempo libre para desarrollar nuevos sistemas sociales y de comportamiento.

Los investigadores afirman que la transición de comer alimentos crudos a comer alimentos cocinados tuvo enormes implicaciones para el desarrollo del comportamiento humano.

De hecho, algunos científicos afirman que el consumo de pescado representa un hito de la evolución cognitiva humana, ya que proporcionó el impulso necesario para la evolución del cerebro. Incluso se ha llegado a afirmar que comer pescado «es lo que nos hizo humanos». En la actualidad, se acepta que los ácidos grasos omega-3, zinc y yodo que están presenten en la carne de pescado contribuyen en gran medida al desarrollo cerebral. Los investigadores creen asimismo que las regiones con agua dulce (algunas de las cuales se extendieron por áreas que se secaron hace mucho tiempo y acabaron convertidas en desiertos) determinaron la ruta de la migración de los humanos primitivos desde África hasta el Próximo Oriente y más allá. Estos hábitats no solo proporcionaban agua potable y atraían a los animales, sino que la captura de peces en aguas poco profundas era una tarea relativamente sencilla, segura y con una recompensa nutricional elevada.

Los ácidos grasos omega-3, zinc y yodo que están presentes en la carne del pescado contribuyen en gran medida al desarrollo del cerebro humano.

Los investigadores también están convencidos de que la explotación piscícola en hábitats de agua dulce fue el primer paso que dieron los humanos primitivos para salir de África. En realidad, estos empezaron a comer pescado hace unos dos millones de años, pero, como revela este nuevo estudio, cocinar el pescado supuso una auténtica revolución en la dieta humana durante el Paleolítico Inferior y es la base principal para entender la relación entre los humanos, el medioambiente, el clima y la migración cuando se intenta reconstruir la historia de estos primeros humanos.

Fuente: historia.nationalgeographic.com.es