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En plena Ciudad de México, arqueólogos descubren una serie de ofrendas rituales aztecas

El Templo Mayor de la antigua Tenochtitlán sigue escondiendo entre sus ruinas muchos secretos. Ahora, arqueólogos descubrieron ofrendas rituales debajo del centro de la Ciudad de México, que brindan nuevas pistas de los ritos religiosos prehispánicos

El pueblo azteca se localizó al noreste del continente americano y creó un imperio en el siglo XV, en la misma zona en la que se sitúa México. Los aztecas abarcaron gran parte de América Central y su población se organizaba en pequeños clanes nómades especializados en la caza.

El Templo Mayor de la antigua Tenochtitlán, capital azteca, sigue escondiendo entre sus ruinas muchos secretos. Ahora, arqueólogos descubrieron una serie de ofrendas rituales debajo del centro de la Ciudad de México, que brindan nuevas pistas de los ritos religiosos prehispánicos y la propaganda política de ese tiempo.

En una “caja de piedra”, que data del reinado del emperador Ahuitzotl (1486-1502), los investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, descubrieron una una serie de ofrendas marinas, entre ellas, 165 estrellas de mar que alguna vez fueron de color rojo y más de 180 ramas de corral.

“Pura propaganda imperial”, señaló a Reuters el arqueólogo principal del hallazgo, Leonardo López Luján, de INAH. López Luján cree que la caja podría contener una urna con los restos cremados de Ahuitzotl, el emperador cuyas campañas militares expandieron el imperio hasta la actual Guatemala.

Los arqueólogos creen que los sacerdotes aztecas colocaron estas ofrendas en las cajas, halladas cerca de la escalinata de lo que habría sido el santuario de 15 pisos más sagrado del imperio, para presentarlas en ceremonias rituales.

En la misma caja, los arqueólogos encontraron previamente un jaguar sacrificado vestido como un guerrero. Las ofrendas acuáticas que cubren al jaguar, según los arqueólogos, pueden representar el inframundo en el que los aztecas creían que el sol se hundía cada noche, o parte del viaje después de la muerte.

“Realmente estamos conociendo a los aztecas en sus propios términos”, dijo Diana Moreiras, académica de la Universidad de British Columbia y agregó: “en realidad estamos viendo lo que hicieron, no lo que los españoles pensaron sobre ellos“.

Fuente: futuro360.com