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El dinosaurio “platicador” identificado en México medía entre ocho y 12 metros

Los dinosaurios Tlatolophus galorum, una nueve especie identificada este año por paleontólogos mexicanos, medían entre ocho y 12 metros de largo y “eran muy comunicativos” gracias a su cresta hueca, dijo este viernes a la AFP uno de los científicos del equipo de investigación.

“Estamos haciendo los cálculos del tamaño (del ejemplar encontrado) que podría ser entre ocho metros o 12 metros de largo porque la pura cola mide alrededor de seis metros”, comentó el biólogo Ángel Alejandro Ramírez.

La especie fue identificada a partir del hallazgo en 2013 de la cola de un dinosaurio que murió hace unos 72 millones de años en Coahuila (norte).

Su nombre científico es un derivado de las palabras náhuatl “tlahtolli” y la griega “lophus” que significan palabra y cresta.

“Creemos que eran muy comunicativos estos dinosaurios. Llegaban a producir y percibir incluso sonidos de baja frecuencia como los que hacen los elefantes, que viajan varios kilómetros y que son imperceptibles para los humanos”, añadió Ramírez, especializado en paleobiología.

Estos dinosaurios “pacíficos, pero platicadores” podrían haber tenido también la habilidad de “emitir sonidos fuertes para espantar a los carnívoros o con fines de reproducción”, detalló el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en un comunicado el jueves cuando presentó a la nueva especie.

Los expertos mexicanos creen que la cresta -que en el ejemplar descubierto mide 1,32 metros- pudo haber sido toda roja.

“Creemos que estos dinosaurios, al igual que las aves modernas, veían a colores y por lo tanto estas estructuras como la cresta posiblemente tenían colores llamativos, podrían ser rojas completamente, o tener varios colores, tener manchas”, describió.

Identificar y nombrar a la especie, prosiguió Ramírez, es apenas “la punta del iceberg” de los estudios que realizarán en México para determinar la edad a la que murió, así como sus capacidades biomecánicas.

Casi el 80% de su cráneo fue recuperado en excavaciones posteriores en el mismo sitio donde fue hallada la cola.

El ejemplar de esta especie herbívora “murió en lo que debió ser un cuerpo de agua copioso en sedimentos, por lo que su cuerpo quedó rápidamente cubierto por la tierra y pudo preservarse a lo largo de las eras”, detalló el INAH.El hallazgo fue publicado ya en la revista científica Cretaceous Research, agregó.

Fuente: abc.com