El cerebro tiene neuronas políticas
El cerebro dispone de un sustrato neuronal para los prejuicios políticos que, cuando se estimula con mensajes hablados y visuales, impulsa la polarización y provoca diferentes reacciones ante los mismos estímulos.
Investigadores de las universidades de California en Berkeley, de Stanford y de Johns Hopkins en Baltimore, han descubierto que en el cerebro existe una base o sustrato neuronal para los prejuicios políticos.
Esa base neuronal condiciona nuestra visión política de los hechos cotidianos y se activa especialmente cuando determinadas palabras clave impulsan la radicalización hacia una u otra posición política, conocida como polarización neuronal.
Esta investigación ha determinado también que esa polarización neuronal se produce en una región del cerebro conocida como corteza prefrontal dorsomedial, que se cree rastrea y da sentido a las narrativas, entre otras funciones.
Asimismo, ha comprobado que determinados sonidos e imágenes visuales marcan cambios en la corteza visual y auditiva del cerebro, impulsando así la polarización neuronal.
Más concretamente, registró que algunos aspectos narrativos de la información política generan efectos diferentes en la corteza cerebral, dependiendo de la base neuronal que potencia determinada orientación política en las personas.
No estamos programados, pero…
Los investigadores aclaran que de su investigación no se desprende que las personas estén programadas para orientarse en una u otra dirección política, sino que la base neuronal sensible a una posición política, se potencia por la experiencia personal y por la información que recibimos de los medios de comunicación.
Este estudio refuerza otro anterior, desarrollado en 2017 por neurólogos de la Universidad de Grenoble Alpes, según el cual conservadores y progresistas no activan las mismas zonas cerebrales.
Aquella investigación constató que la amígdala cerebral, principal núcleo de control de las emociones básicas, como el miedo, la rabia o el instinto de supervivencia, es más voluminosa entre los conservadores, mientras que el córtex singular anterior, que regula la empatía, está más desarrollado en los políticos progresistas.
Visión inédita del cerebro
La nueva investigación, publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), ofrece una visión inédita del cerebro partidista: la reacción de las personas según su base neuronal política.
Los autores de esta investigación escanearon los cerebros de más de tres docenas de adultos, políticamente de izquierda y derecha, mientras veían videos sobre temas políticos.
El análisis de las imágenes cerebrales de los participantes muestra que los liberales y los conservadores responden de manera diferente a los mismos videos, especialmente cuando el contenido que se está viendo contiene vocabulario que aparece con frecuencia en los mensajes de campañas políticas.
Otro hallazgo clave de esta investigación es que, cuanto más se asemeja la actividad cerebral de un participante del estudio a la del «liberal promedio» o a la del «conservador promedio», tal como se modeló en el estudio, lo más probable es que el participante, después de ver los videos, adopte la posición de ese grupo en particular, clara evidencia de la relación existente entre el sustrato neuronal y las reacciones políticas.
“Este hallazgo sugiere también que cuantos más participantes adopten la interpretación conservadora de un video, más probable es que asuman una posición conservadora, y viceversa”, explica el autor principal del estudio, Yuan Chang Leong, en un comunicado.
Indagando en el cerebro
Leong y sus colegas investigadores confirman así que las personas con distintos sesgos ideológicos difieren en la forma en que sus cerebros procesan la información política.
Los investigadores escanearon los cerebros de los participantes del estudio a través de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) mientras veían dos docenas de videos breves que representan posiciones liberales y conservadoras sobre las diversas políticas de inmigración. Los videos incluían clips de noticias, anuncios de campañas y fragmentos de discursos de políticos prominentes.
Después de cada vídeo, los participantes calificaron, en una escala de uno a cinco, cuánto estaban de acuerdo con el mensaje general del video, con la credibilidad de la información presentada y con la medida en que el video los hacía más propensos a cambiar su posición y apoyar una posición política concreta.
Para calcular las respuestas cerebrales grupales a los videos, los investigadores utilizaron una medida conocida como correlación entre sujetos (ISC): puede usarse para determinar en qué medida se parecen las respuestas de dos cerebros al mismo lenguaje.
Riesgo, amenaza y ética
Los investigadores descubrieron que el uso de palabras relacionadas con el riesgo y la amenaza, y con la moralidad y las emociones, conduce a una mayor polarización en las respuestas neuronales de los participantes del estudio.
Esta conclusión confluye con la alcanzada en otra investigación del año 2015, realizada por el Centro de Psicología Evolutiva de la Universidad de California en Santa Bárbara (UCSB), según la cual el cerebro humano categoriza de forma inconsciente a los partidos políticos.
El sustrato neuronal que determina posiciones políticas descubierto por la nueva investigación puede ser la explicación de por qué nuestra mente -de forma automática y espontánea- se distancia de las personas que piensan políticamente de otra forma, tal como estableció el estudio de la UCSB.
Fuente: tendencias21.levante-emv.com