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El árbol taxonómico del parásito que provoca la leishmaniosis

Mediante nuevos análisis de material genético presente en algunos pacientes infectados, unos científicos han conseguido identificar diferentes cepas del parásito responsable de la leishmaniosis.

El nuevo estudio ha sido llevado a cabo por un grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Infecciosas (CIBERINFEC) en el Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III y del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (adscrito a la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)), en España todas estas entidades.

Parásitos de gran importancia médica como los del género Leishmania, protozoos responsables de la enfermedad de la leishmaniosis; o el Trypanosoma, un protista que puede provocar la enfermedad del sueño, se caracterizan por la presencia de miles de moléculas circulares de ADN que forman una estructura conocida como cinetoplasto, dentro de las mitocondrias.

El estudio de estos maxicírculos, equivalentes al genoma mitocondrial de otros eucariotas, es un marcador filogenético prometedor y en él se ha centrado el nuevo estudio.

Para realizar este estudio, mediante herramientas bioinformáticas y reutilización datos de secuenciación genómica existentes en repositorios público, se ha ensamblado la región de codificación completa de los maxicírculos para 26 cepas prototípicas de especies de tripanosomátidos.

El análisis filogenético de las mismas generó un árbol taxonómico robusto que permitía discernir incluso entre diferentes especies de Leishmania que son indistinguibles por métodos clásicos. Asimismo, el equipo investigador ha proporcionado un conjunto de datos de las secuencias de maxicírculos de 60 cepas de Leishmania infantum aisladas de pacientes de América, Europa Occidental y del Este y África del Norte.

“De acuerdo con estudios previos, nuestros datos indican que los parásitos de Brasil son altamente homogéneos y están relacionados con cepas europeas, que fueron transferidas allí durante el descubrimiento de América. Pero al mismo tiempo, mostramos la existencia de diferentes poblaciones (clados) dentro de la región mediterránea, que podemos diferenciar sobre la base de una firma molecular del maxicírculo que es característica para cada clado”, explica José María Requena, miembro del CIBERINFEC en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa.

Cabe destacar que se encontraron dos poblaciones de L. infantum coexistiendo en España, una similar a las cepas americanas, denominada JPCM5, y otra ‘non-JPC like’, que podría estar relacionada con un importante brote de leishmaniosis ocurrido en Madrid, que tuvo su pico álgido en 2011.

La leishmaniosis es una enfermedad parasitaria, que puede ser cutánea o visceral, diseminada por la picadura de un flebótomo infectado. La forma cutánea se manifiesta por la aparición de llagas en la piel mientras que la visceral, más grave, produce afecciones sistémicas más difíciles de detectar.

En resumen, la secuencia del maxicírculo emerge como un marcador molecular sólido para el análisis filogenético y la tipificación de especies dentro de los cinetoplástidos, que también tiene el potencial para discriminar la variabilidad intraespecífica.

El estudio se titula “Assembly of a Large Collection of Maxicircle Sequences and Their Usefulness for Leishmania Taxonomy and Strain Typing”. Y se ha publicado en la revista académica Genes.

Fuente: noticiasdelaciencia.com