Es un bosque en las nubes que cuenta una historia trágica para los humanos y conmovedora para el medio ambiente. En el Valle de Quijos científicos estudiaron la flora y eso les permitió entender lo que pasó en esta región después de la llegada de los colonos españoles en el principio del siglo XVI. Las poblaciones indígenas fueron diezmadas y la naturaleza retomó sus derechos sobre la tierra.
Cuando los colonos españoles llegaron a ese valle, el lugar marcaba la frontera entre los pueblos de la Amazonia y el Imperio Inca. Situado entre 2.000 y 2.900 metros de altitud, este corredor andino-amazónico era un lugar de paso para los comerciantes Inca. Las poblaciones del “bosque en las nubes” tenían una identidad cultural independiente del imperio vecino.
Sin embargo, llegaron los europeos. El estudio publicado el lunes 16 de julio en la revista ‘Nature, Ecology and Evolution’, cuenta que los primeros de ellos llegaron por primera vez en 1538 y 1541 durante expediciones destinadas a buscar oro. La situación se complicó rápidamente. Enfermedades, masacres, y represión de las revueltas diezmaron a la población Quijos. Más de 35.000 personas vivían en el sitio al principio del siglo XVI, pero se redujo a un cuarto de la población al principio del siglo XVII.
“Es posiblemente una de las peores tragedias de la historia humana de este periodo”, contó Nicolas Loughlin a ‘National Geographic’. El autor principal del estudio explica que decenas de millones de personas fallecieron después de la colonización de América. La investigación de este especialista en bosques tropicales cuenta cómo la naturaleza ha vivido los cambios en el sitio.
Describieron el lugar como “perfecto”, denso, impenetrable y “no poblado por la raza humana”
En 1850, un equipo de biólogos desafió la vida silvestre y llegó al bosque cerca del lago Huila. Cuando regresaron, describieron el lugar como “perfecto”, denso, impenetrable y “no poblado por la raza humana”. Pero se estaban equivocando. En realidad, la naturaleza había simplemente reconquistado el valle. En menos de 200 años, los vestigios del pueblo Quijos parecían evaporados.
Cuando Nicolas Loughlin, un doctor de The Open University en Inglaterra, llegó al sitio tenía la ambición de descubrir los cambios de los bosques ecuatoriales al final de la última era glacial. Empezó a buscar polen prehistórico, un vector de cambios medioambientales, en el fondo del lago.
Los pólenes fósiles y los sedimentos lacustres que Nicolas Loughlin y su equipo buscaron en el fondo del lago Huila eran muy diferentes de lo que pensaban. Buscaron maíz y plantas que crecían al aire libre y también carbón. Con la datación del carbono-14, estos antiguos residuos permitieron entender la evolución del bosque. Antes de la llegada de los europeos, el valle era cultivado por los Quijos. Se encontraba mucho maíz y pocos árboles porque el sitio era preparado para la agricultura.
Luego, las diferentes capas de carbón fosilizadas indican los periodos de conflicto intenso entre los españoles y las poblaciones locales. Y después, nada, un vacío que corresponde al abandono del valle por los Quijos diezmados y también los colonizadores. En ese momento la naturaleza conquistó el lugar como lo demuestra la multiplicación del polen de hierba.
Antes de la mitad del siglo XIX y la llegada de los primeros turistas, el Valle de Quijos había recobrado su aspecto de origen, el que tenía antes de la llegada de los humanos a Sudamérica.
Fuente: france24.com