Echa un vistazo a los organismos más tenebrosos del planeta
En la naturaleza no sólo existe belleza y perfección, sino también criaturas que pudieron haber salido de la imaginación más retorcida de la mente humana. Sin embargo, son escalofriantemente reales y cada uno hace lo necesario para sobrevivir, aunque sea a costa de otros animales.
El hongo que convierte en zombies a las hormigas
El Ophiocordyceps unilteralis es un tipo de hongo parásito que tiene la capacidad de volver “zombies” a las hormigas que infecta, especialmente al tipo Camponotini.
Al infectar su cuerpo y madurar el hongo dentro de ellas, las hacen subir a la parte superior de una planta donde, antes de morir, se se anclan a las hojas con sus mandíbulas para asegurar la distribución óptima de las esporas procedentes del cuerpo del insecto.
Las esporas del hongo entran en el cuerpo del insecto a través de la cutícula donde empiezan a consumir los tejidos no vitales.
El hongo se expande por el cuerpo de la hormiga y va produciendo compuestos bioquímicos que afectan su sistema nervioso, cambiando su comportamiento y obligándolas a hacer lo que el hongo necesita.
Cuando ya ha madurado y el cuerpo de la hormiga ya no le sirve, finalmente la mata, usando su exoesqueleto como protección para secretar a través de sus micelios las esporas y producir nuevos ciclos de infección y vida.
Lo que admira a los científicos (y horroriza a los demás) es la capacidad del hongo para poder controlar con una precisión milimétrica aspectos escenciales para continuar y preservar su especie, controlando mentalmente a la hormiga y manteniéndola viva lo suficiente para que vaya a un lugar específico de una planta donde exista un nivel idóneo de humedad y calor.
Los entomólogos están intrigados con este comportamiento, ya que aún no se sabe exactamente cómo se ejerce este control. Sin embargo, la buena noticia es que coinciden que este hongo no puede infectar por el momento a mamíferos ni al ser humano.
Los nematomorfos que obligan al suicidio
Como si fueran salidos de la película Aliens, los nematomorfos (Nematomorpha), también llamados gordiáceos (Gordiacea) infectan, crecen y se desarrollan generalmente en el interior de un artrópodo –mantis religiosas y grillos.
Cuando crecen, obligan a ir a los animales hospederos a una fuente de agua donde se ahogan y estos parásitos salen de los cuerpos para vivir ahí.
Se tienen registradas 331 especies de estos gusanos parasitoides y son conocidos en Sudamérica, Chile y Argentina como “pelo vivo”, ya que su fisionomía asemeja a cabellos o fideos delgados.
Su tamaño varía entre 1 milímetro y 5 centímetros de longitud, con 1 a 3 milímetros de diámetro. Suelen habitar medios húmedos como arroyos o estanques. El adulto es un individuo de vida libre, pero la larva es siempre parásita de artrópodos o sanguijuelas.
Durante su corta vida como adultos, los machos y hembras se buscan hasta que, al encontrarse, se retuercen unos sobre otros, formando una maraña durante la cópula, que asemeja un nudo gordiano.
La Cymothoa exigua destruye y sustituye la lengua de los peces
El comportamiento de la Cymothoa exigua es bastante raro, pero muy conveniente para ella, aunque escalofriante. Es parásito de los peces ya que se alimenta de su sangre, por lo que se engancha a la arteria de su lengua y acaba destruyéndola, sustituyéndola y quedándose a vivir comodamente en su boca.
El mecanismo de adhesión de la Cymothoa consiste en adherirse con sus tres pares de patas delanteras a la lengua del pez. Estando ahí bebe de la arteria que suministra sangre a este órgano, posteriormente se le atrofia y desintegra, por lo que el crustáceo reemplaza la función del órgano con su propio cuerpo.
Se puede encontrar desde el Golfo de California hasta el norte del Golfo de Guayaquil en Ecuador y se ha llegado a documentar en Jordania.
Se reproducen sexualmente, sin embargo si no hay presente una hembra, sino solo dos machos, uno de ellos puede mutar los genitales después de crecer hasta los 10 milímetros de longitud.
Naegleria fowleri: la ameba “come cerebros”
Esta es la única criatura terrorífica que sí puede afectar a los humanos. Recientemente se han visto casos de personas infectadas en Estados Unidos, España y Argentina, y lo peligroso es que el índice de mortalidad de los afectados es de 97%.
La Naegleria fowleria produce meningitis amebiana en los humanos. La infección se produce cuando el agua contaminada entra al organismo a través de las fosas nasales o la boca. Cuando el parásito llega al cerebro, infecta y destruye el tejido cerebral.
Las temperaturas cálidas favorecen el desarrollo de la ameba, por lo que la mayor parte de los casos de infección se producen en verano y en cualquier parte del mundo, en cuerpos de agua dulce templada, geotermales, aguas residuales y piscinas sin cloro.
Los síntomas de la infección se manifiestan con un dolor de cabeza, fiebre y náuseas. Al empeorar la persona comienza a experimentar cuello rígido, confusión, pérdida de equilibrio y puede llegar a convulsionar.
Por fortuna no es común infectarse con ella, solamente hay que tomar precauciones al nadar en lugares templados, no ingerir agua ni por boca y nariz, clorar el agua de piscinas y asistir al médico si siente algún sintoma.
Fuente: infobae.com