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Detectan cantidad inusualmente alta de neutrones en una habitación inaccesible en la planta de Chernobyl

No debemos demonizar la energía nuclear. Lo importante es la dosis de radiactividad, no la radiactividad, como importante es la de oxígeno, hidrógeno o cualquier otro elemento con el que interactuemos. No hay que estigmatizar el oxígeno o el hidrógeno (aunque juntos, en forma de H20, haya provocado millones de víctimas por ahogamiento a lo largo de la historia).

Sin embargo, quienes abominan de la energía nuclear probablemente verán refrendados sus temores en lo que parece que está ocurriendo en la planta de Chernóbil.

La tasa básica de neutrones ha aumentado, estabilizado y vuelto a disminuir

El accidente de Chernóbil​ fue un accidente nuclear sucedido el 26 de abril de 1986 en la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, ubicada en el norte de Ucrania. Es considerado el peor accidente nuclear de la historia, y junto al accidente nuclear de Fukushima I en Japón en 2011, como el más grave en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares.

Pero la pesadilla podría no haber terminado. Investigadores ucranianos del Instituto para Problemas de Seguridad de las Plantas de Energía Nuclear (ISPNPP) han detectado recientemente una cantidad inusualmente alta de neutrones (una señal de fisión) que emanan de una habitación inaccesible en la planta de energía nuclear de Chernobyl, lo que sugiere que una reacción de fisión ha comenzado a tener lugar.

Cuando parte del núcleo del reactor de la Unidad Cuatro se derritió el 26 de abril de 1986, las barras de combustible de uranio, su revestimiento de circonio, las barras de control de grafito y la arena que se vertieron en el núcleo para tratar de extinguir el fuego se fundieron en lava. Fluyó a las salas del sótano de la sala del reactor y se endureció en formaciones llamadas materiales que contienen combustible (FCM), que están cargadas con aproximadamente 170 toneladas de uranio irradiado, el 95% del combustible original.

El sarcófago de hormigón y acero llamado Shelter, erigido un año después del accidente para albergar los restos de la Unidad Cuatro, permitió que el agua de lluvia se filtrara. Debido a que el agua ralentiza o modera los neutrones y, por lo tanto, aumenta sus probabilidades de golpear y dividir núcleos de uranio, las lluvias a veces elevaban el conteo de neutrones. Tras un aguacero en junio de 1990, un científico de Chernobyl roció una solución de nitrato de gadolinio, que absorbe neutrones. Varios años después, la planta instaló rociadores de nitrato de gadolinio en el techo del Refugio. Pero el aerosol no puede penetrar eficazmente en algunas habitaciones del sótano.

Si se tuviera que intervenir, pues, quizá humanos o robots deberían perforar la habitación y rociarla con un líquido que contenga una sustancia como el nitrato de gadolinio. Según Neil Hyatt, profesor de química de materiales nucleares en la Universidad de Sheffield y miembro del Comité de Gestión de Residuos Radiactivos del Reino Unido:

La tasa básica de neutrones ha aumentado, estabilizado y vuelto a disminuir. Eso es obviamente lo que esperamos que suceda. La situación es motivo de preocupación pero no de alarma, aunque si la tasa de producción de neutrones continúa aumentando, es posible que se deba intervenir.

Aunque las posibilidades son bajas los científicos no pueden descartar la posibilidad de algún tipo de accidente. En este caso ocurriría paulatinamente, pero puede llegar existir una «una liberación incontrolada de energía nuclear», añadía Hyatt. En el peor de los casos esa radiación contaminaría los alrededores más cercanos.

Fuente: xatakaciencia.com