Después de 66 millones de años, la Tierra podría sufrir una sexta ola de extinción masiva
La Tierra ha sido testigo de cinco eventos catastróficos de extinción a lo largo de su historia. El más reciente, que marcó el fin de los dinosaurios, sucedió hace 66,000,000 de años. A pesar de un largo período sin tales eventos, los signos indican que podríamos estar al borde de una nueva gran extinción.
La última vez que la Tierra vivió un evento similar fue cuando un meteorito aniquiló a los dinosaurios y al 75% de las especies. Hoy, con casi el 30% del total de especies en peligro, los científicos advierten que podríamos estar al umbral de la sexta extinción masiva.
Uno de los principales responsables: la actividad humana
No es inesperado que las actividades humanas sean identificadas como las principales responsables de este fenómeno, dada la variedad de impactos negativos que tienen sobre el medio ambiente.
En cierto modo, la humanidad podría ser vista como el “meteorito” de nuestra era. De acuerdo con información de G1, la intervención humana ha acelerado la tasa de extinción natural de especies, pasando de un rango entre diez y cien al año a unas alarmantes 27,000 especies anuales.
Desde la devastación de hábitats hasta la contaminación ambiental, numerosas prácticas diarias de los seres humanos ponen en peligro a las especies de manera progresiva. Tomando como caso específico a Brasil, el Amazonas es hogar de aproximadamente entre 15% y 20% de la biodiversidad mundial. La deforestación en esta región podría desencadenar una pérdida masiva y catastrófica de más de 10,000 especies.
La interconexión del medio ambiente significa que la desaparición de una especie puede desencadenar un efecto dominó, afectando a otras. Esto puede llevar a una pérdida de estabilidad en los ecosistemas, que eventualmente podrían colapsar, provocando graves repercusiones para los seres humanos y el planeta.
Este fenómeno no es un desarrollo reciente; no ha ocurrido en los últimos siglos, sino que es el resultado acumulativo de los cambios ambientales a lo largo de los últimos 10,000 años.
¿Cómo revertir la situación?
No resulta fácil contrarrestar las numerosas acciones perjudiciales que los humanos realizan cotidianamente. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) emplea una clasificación para evaluar la protección ambiental. Esta escala estima la capacidad de recuperación de las especies, tanto con, como sin intervención conservacionista, así como la población máxima viable para cada una.
Tomemos, por ejemplo, la grulla azul del sur de África, conocida científicamente como Anthropoides paradiseus. Esta ave, que es el ave nacional de Sudáfrica, se encuentra en un estado vulnerable debido a la destrucción de su hábitat y otras amenazas ambientales. Sin embargo, con esfuerzos de conservación adecuados, la grulla azul tiene una oportunidad significativa de no solo sobrevivir, sino también de florecer en los años venideros.
En contraste, el lémur saltador del norte (Lepilemur septentrionalis) enfrenta un destino menos prometedor. A pesar de que la reforestación ofrece un rayo de esperanza para su recuperación en los próximos diez años, la realidad es que estos primates están al borde de la extinción.
La situación del lémur saltador del norte es un llamado urgente a la acción para la conservación de la biodiversidad y un recordatorio de la importancia de las iniciativas de reforestación. La lucha por la supervivencia de esta especie es emblemática de los desafíos que enfrentan muchas otras especies en Madagascar y en todo el mundo. Esta es la sexta extinción masiva.
Fuente: EFE