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Descubren una mariquita que ‘secuestra’ el veneno de sus presas para sobrevivir

La larva de este insecto es capaz de expulsar un líquido que contiene las toxinas de otras especies para poder defenderse de sus depredadores

Una larva de mariquita encontrada en un cactus de Valencia ha demostrado una habilidad defensiva inédita al utilizar toxinas robadas de una cochinilla, una especie invasora. Este descubrimiento, liderado por el entomólogo Ángel Plata del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, destaca la capacidad de adaptación de los organismos en respuesta a nuevas amenazas en sus ecosistemas.

Las mariquitas, conocidas por su papel como depredadoras de plagas, han sido observadas utilizando una estrategia defensiva poco común. Cuando una de estas larvas fue atacada por un grupo de hormigas, expulsó un líquido espeso, rojo y brillante que hizo que las hormigas se alejaran rápidamente. El color intenso de este líquido sorprendió a los investigadores, quienes inicialmente pensaron que se trataba de ácido carmínico, un compuesto utilizado históricamente como colorante.

Sin embargo, tras un análisis más detallado, Plata y su equipo descubrieron que la larva había secuestrado el veneno de su presa, una cochinilla, para usarlo en su defensa. Este fenómeno, conocido como “robo de toxinas”, se ha observado en otras especies, como ranas venenosas, pero nunca se había documentado en este tipo de interacción entre mariquitas y cochinillas. La cochinilla, una especie que llegó a Europa en el siglo XVI a través de las tunas, y la mariquita, originaria de Australia, no tenían una coevolución que facilitara este intercambio de toxinas.

Entornos invadidos

El estudio, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, no solo amplía el conocimiento sobre las estrategias defensivas en entornos invadidos por especies exóticas, sino que también plantea nuevas perspectivas para el manejo de plagas.

Según Gema Trigos, investigadora en el Museo e Instituto de Zoología en Polonia, los hallazgos muestran cómo los organismos pueden adaptarse y utilizar toxinas de presas no nativas, lo que podría tener implicaciones en la agricultura y el control de plagas.

Fuente: mundiario.com