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Descubren una escuela de 400, 000 años en Israel que obliga a reescribir la historia

Un grupo de arqueólogos descubrió en Israel una prehistórica escuela de las cavernas, de nada menos que 400.000 años atrás. El notable hallazgo obliga a los científicos a aceptar una nueva mirada con respecto al origen del ser humano actual.

El sistema educativo se estableció en el interior de la cueva de Qesem, ubicada al centro de Israel, la cual se conoce que sirvió de hogar desde hace 400.000 a 200.000 años.

Todo indica que a los jóvenes de esta remota época, se les enseñó con esmero a hacer herramientas de pedernal (silex), y también a aprender cuáles son los animales de caza, habilidades necesarias para sobrevivir la peligrosa Edad de Piedra, de acuerdo a una investigación de la Universidad de Tel Aviv, reportada por Haaretz el 22 de noviembre.

“No hablamos de una escuela en el sentido moderno, pero podemos ver ahí una tradición particular, con una manera específica de hacer las cosas dentro de la cueva, que se traspasó de generación en generación”, dijo la arqueóloga Ella Assaf, quien está preparando su tesis en el centro de estudios.

“Definitivamente hubo un mecanismo de transmisión de conocimiento”, lo que en nuestros términos se traduce a que incluso en tiempos prehistóricos, azotados por numerosos cataclismos, la escuela siempre funcionó.

Cientos de piedras y fragmentos de sílex fueron encontrados en Qesem, con una talladura experta. “El tallado del sílex es muy complejo. Requiere muchas habilidades cognitivas y motrices diferentes, así como conocimientos técnicos y prácticos”, explicó la arqueóloga al medio Haaretz.

Un hecho que llamó la atención es que un sitio en particular contenía muestras de sílex tallados en diferentes épocas por diferentes grupos de personas, de los cuales se puede evidenciar que algunos eran realmente hábiles, y otros simplemente principiantes.

Algunas piedras, por ejemplo, tienen cortes muy limpios y claros que se hicieron para obtener las herramientas deseadas, en cambio otras son producto de múltiples cortes hechos tras errores y reparaciones, donde posiblemente intervinieron los aprendices y sus profesores.

“Si fuera solo un error, es comprensible, pues incluso los expertos en talladura de sílice pueden equivocarse”, explica la investigadora, sin embargo, destaca que cuando se encuentran un grupo de piedras con errores, se puede pensar que fueron dos manos, donde el trabajo de los alumnos era corregido.

Por otro lado en la cueva hay pedernales perfectamente tallados, que en vez de ser usados como herramientas, se siguieron tallando por manos inexpertas, lo que reafirma que el destino de las piedras era para la enseñanza, y no para la fabricación para ser usadas posteriormente.

También se encontraron tallados otros materiales de baja calidad que no podrían servir como herramientas, sino sólo como una práctica manual.

Otro dato también extraordinario es que los pedernales no provienen de Qesem, por lo que eran transportados desde unos 15 km de distancia hasta la cueva, especialmente para su estudio. Esto una vez más reafirma que fueron llevados al hogar para que las nuevas generaciones tomaran conocimiento avanzado de esta difícil práctica, desde temprana edad.

Assaf junto a los arqueólogos Ran Barkai y Avi Ghoper, publicaron un estudio preliminar el año pasado, y piensan completar una tesis doctoral sobre el tema.

Otras investigaciones de las cuevas de Bolomor, en Valencia, por arqueólogos españoles, también han demostrado evidencias de prácticas de enseñanza de la habilidad de tallado en piedra, traspasado de generación en generación.

Las técnicas en todos los casos no son el resultado de imitación sino de una difícil habilidad adquirida a través de una sistemática capacitación.

Hasta hace poco algunos científicos han continuado en afirmar que el ser humano moderno evolucionó en África en tiempos recientes, sin embargo en Qesem, se han descubierto huesos de Neandertal y humanos modernos de hace al menos 260.000 años, lo que obliga a cambiar la historia.

Otros nuevos estudios revelan restos de otros humanos prehistóricos de 7,2 millones de años en Europa, muchos más anteriores que los africanos.

Fuente: lagranepoca.com