Descubren que los tomates advierten a la planta sobre las plagas
Según una nueva investigación, los frutos de tomate pueden transmitir alertas a su planta madre cuando son atacados por orugas
Un equipo de investigadores, dirigido por Gabriela Niemeyer Reissig de la Universidad Federal de Pelotas (Brasil), ha descubierto que el fruto de los tomates envía señales eléctricas de advertencia al resto de la planta para advertir de eventos dañinos, como pueden ser los ataques de orugas y otros insectos.
Estudios anteriores demostraron que las hojas físicamente dañadas de una planta transmiten señales eléctricas a las otras hojas. Los investigadores partieron de la hipótesis de si esto podría suceder también con las frutas y verduras.
“Comprender cómo la planta interactúa con sus frutos puede aportar ideas sobre cómo mejorar la calidad de la fruta”
Para ello, analizaron pequeñas plantas de tomate cherri o tomate cereza (‘Solanum lycopersicum var. Cerasiforme’) colocándolas en una jaula de Faraday que bloqueaba un campo eléctrico externo y una especie de oruga conocida como oruga de la col (‘Helicoverpa armigera’) en la superficie del tomate, dentro de una bolsa de plástico. Situaron también electrodos en los extremos de las ramas de las plantas, en los puntos donde se conectaban los frutos.
¡Alerta, peligro!
En la estructura metálica sellada contra campos eléctricos o electromagnéticos, los electrodos colocados dentro de los tallos de la fruta confirmaron que los patrones de ejercicio eléctrico cambiaron durante y después de que las orugas comenzaran a consumir la planta. Además, estas señales diferían dependiendo de si los frutos estaban maduros o no.
Los investigadores midieron las respuestas eléctricas dentro de las ramas antes, durante y después de un período de 24 horas. Utilizaron algoritmos basados en aprendizaje automático (‘machine learning’) para detectar patrones dentro de las señales recodificadas. Encontraron una “clara diferencia” en los patrones que se detectaban antes y después de los ataques de las orugas. Además, se observaron respuestas bioquímicas defensivas en todo el cuerpo de las plantas, lo que sugiere que habían sido activadas por señales enviadas por los mismos tomates cherri.
“Lo que descubrimos es que las frutas pueden compartir información importante, como los ataques de orugas, que es un problema grave para una planta, con el resto de la planta, y eso probablemente puede preparar otras partes de la planta para el mismo ataque”, aclara Niemeyer, quien explica que, por lo general, solemos olvidarnos de que los frutos de una planta también son partes vivas y semiautónomas.
“Dado que las frutas son parte de la planta, están hechas de los mismos tejidos que las hojas y los tallos, ¿por qué no podrían comunicarse con la planta, informándole sobre lo que están experimentando, tal como lo hacen las hojas normales?”, continúa la experta.
Respuestas bioquímicas defensivas
Así, de forma similar a como nuestro sistema nervioso advierte de los daños en nuestro organismo, los tomates que están siendo devorados por insectos emplean señales eléctricas para enviar una señal de socorro o alerta al resto de la planta, lo que ayuda a la planta a reunir defensas como la liberación de peróxido de hidrógeno, un químico reactivo que combate las infecciones microbianas de los tejidos dañados, según aclaran los autores en su estudio publicado en la revista ‘Frontiers in Sustainable Meals Techniques’. La descarga de peróxido de hidrógeno serviría así como una estrategia para causar la muerte celular en la zona afectada de la planta, evitando la propagación de patógenos por toda ella.
“Comprender cómo la planta interactúa con sus frutos, y los frutos entre ellos mismos, puede aportar ideas sobre cómo ‘manipular’ esta comunicación para mejorar la calidad de la fruta, la resistencia a las plagas y la vida útil después de la cosecha”, exponen los autores.
Los científicos planean, una vez hecho este descubrimiento, investigar si otras plantas de este tipo se comportan de la misma manera que los tomates y si sus frutos responden a amenazas distintas que no sean los insectos, como en este caso. El objetivo es mejorar la forma de detectar los ataques o amenazas que socavan los cultivos.
Al poder detectar la infestación de plagas agrícolas desde un primer momento, facilitaría que los responsables pudieran tomar medidas de control bastante menos agresivas que las que se emplean en la actualidad, algo que sería beneficioso tanto para las empresas que se dedican a la agricultura como para el medio ambiente mismo.
Fuente: elconfidencial.com