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Descubren el cuerpo momificado de un niño del siglo XVI con un severo déficit de vitamina D

Un equipo de investigadores alemanes ha realizado diversos estudios, entre ellos una autopsia virtual, a una momia infantil del siglo XVI y ha desvelado las posibles causas de su muerte. Los datos sugieren que, a pesar de que el niño no sufrió malnutrición, al parecer tenía raquitismo y falta de vitamina D, lo que le provocó una neumonía y posiblemente la muerte

Durante muchos siglos, la cripta de una de las familias aristocráticas más antiguas e importantes de Austria ha mantenido oculto un dramático secreto. En una de las sepulturas reservadas para los condes de Starhemberg en el pequeño pueblo de Hellmonsödt, en la Alta Austria, fue encontrado un niño momificado de aproximadamente uno o dos años de edad que fue enterrado entre los años 1550 y 1635. El perfecto estado de la momia ha permitido a los científicos poder observar el cuerpo del pequeño con los rasgos perfectamente definidos y envuelto en una elaborada prenda de seda a pesar de los casi 500 años transcurridos desde su entierro.

A pesar de, en principio, este pequeño debió de haber vivido una existencia llena de privilegios, al parecer no gozó de buena salud y no murió por falta de alimento o a causa de una herida. Asimismo, las condiciones ambientales en el interior de la cripta han permitido la momificación natural del cuerpo del niño y la conservación del tejido blando, lo que ha permitido a los científicos obtener información crucial para conocer con exactitud las causas de su prematura muerte. Los estudios han revelado que el niño padeció raquitismo y pudo haber fallecido a causa de una neumonía.

Mal nutrido

Un equipo de científicos alemanes ha examinado esta momia infantil y ha publicado los resultados en un estudio en la revista Frontiers in Medicine donde desvela que, curiosamente, el cuerpo del niño era el único que no estaba enterrado en un ataúd de metal como los demás miembros de su familia, sino en uno de madera sin identificar. El equipo, dirigido por Andreas Nerlich, de la Clínica Académica Munich-Bogenhausen (Alemania), llevó a cabo una autopsia virtual, una prueba por radiocarbono y un examen de los registros familiares para intentar determinar la identidad del pequeño.»Este es solo un caso, pero como sabemos que las tasas de mortalidad infantil temprana generalmente eran muy altas en ese momento, nuestras observaciones pueden tener un impacto considerable en la reconstrucción general de la vida de los bebés, incluso en las clases sociales más altas», ha declarado Nerlich.

El niño era el único que no estaba enterrado en un ataúd de metal, como los demás miembros de la familia, sino en uno de madera.

La autopsia virtual se realizó mediante una tomografía computarizada gracias a la cual Nerlich y su equipo pudieron medir la longitud de los huesos y determinar la inminente salida de los dientes para calcular la edad: el niño tenía aproximadamente un año cuando murió. El tejido blando analizado demostró, por otra parte, que para su corta edad el niño padecía sobrepeso. Sin embargo, a pesar de que parecía estar bien alimentado, los resultados de los análisis de los huesos revelaron una cosa muy distinta. Las costillas del niño se habían deformado en un patrón conocido como «rosario raquítico», algo que suele verse en casos de raquitismo severo o de escorbuto (falta de vitamina C), y aunque el niño no presentaba la típica curvatura de los huesos que se observa en el raquitismo, los investigadores creen que esto puede deberse a que el niño aún no caminaba ni tampoco gateaba.

Ataúd de madera

La autopsia reveló también que el niño sufrió una inflamación en los pulmones característica de la neumonía causada por un déficit de vitamina D, algo muy característico de los niños que sufren raquitismo. Los científicos creen que esta deficiencia nutricional pudo ser uno de los factores que contribuyó a su muerte prematura. «La combinación de obesidad junto con una deficiencia severa de vitaminas solo puede explicarse por un estado nutricional generalmente bueno junto con una falta casi total de exposición a la luz solar. Tenemos que reconsiderar las condiciones de vida de los infantes de la alta aristocracia en poblaciones anteriores», ha planteado Nerlich.

El déficit de vitaminas pudo ser uno de los factores que contribuyó a su muerte prematura.

Una vez establecidas las causa de su muerte, Nerlich y su equipo aún desconocían la identidad del niño. El examen minucioso de su ropa mostró que el cuerpo había sido vestido con un abrigo largo con capucha hecho de seda, sin embargo fue enterrado en un sencillo ataúd de madera. Los investigadores descubrieron que la cripta donde los condes de Starhemberg enterraban a sus primogénitos y a sus esposas fue restaurada hacia año 1600 y que el niño probablemente podría haber sido enterado allí después de la finalización de las obras.

En cuanto a su identidad, los investigadores creen que al ser el único bebé enterrado en la cripta es muy probable que se tratase del primogénito de un conde, y teniendo en cuenta la época en que murió han sugerido que podría ser Reichard Wilhelm, el cual fue enterrado junto a su abuelo. «No tenemos información sobre el destino de otros niños de la familia. Según nuestros datos, lo más probable es que el bebé fuera el primogénito del conde y que fuese enterrado después de la construcción de la cripta familiar, por lo que es posible que se le aplicara un cuidado especial», concluye Nerlich.

Fuente: nationalgeographic.com