De blanco a pardo, el futuro del oso polar por el calentamiento global
Las imágenes parecen sacadas de una película de terror. Numerosos ejemplares de oso polar se acercan a las casas de los habitantes de Belushya Guba, un poblado que es el mayor núcleo habitado del archipiélago Novaya Zemlya en el Ártico ruso. La realidad es que los osos (se han contado hasta 52 desde diciembre) están hambrientos. No se ha formado a tiempo el hielo por el que se desplazan para cazar focas, su principal alimento, y en su camino en busca de hielo hacia el norte han llegado a los vertederos del pueblo. Por la noche se acercan a las casas e incluso llaman a las puertas, como ha dejado constancia en imágenes a través de las redes sociales el oftalmólogo Ilya Mishin. Los niños tienen que ir al colegio en autobuses especiales y escoltados por patrullas especializadas. Se ha filmado a osos entrando en edificios de apartamentos. La población de Belushya Guba se acerca a los 2.000 habitantes.
Es la primera vez que la tradicional convivencia a distancia con los osos polares se rompe tan estrepitosamente en este remoto lugar, que alberga una base militar rusa. La cuestión es si esta situación se debe a la variabilidad normal del clima o si, como todo parece indicar, es un síntoma llamativo de la alteración de las condiciones meteorológicas locales debida al cambio climático, que pone en peligro la supervivencia del oso polar como especie.
Si se confirmara la segunda hipótesis no sería ninguna sorpresa para los investigadores del medio ambiente ártico. Hace más de 10 años que se alertó del peligro de que para 2050 hayan desaparecido los dos tercios de la población actual de osos polares (que se calcula en unos 25.000 ejemplares) debido a la menor presencia de hielo en el Ártico en invierno, un fenómeno que se confirma año tras año y que está provocando un cambio espectacular en la situación geopolítica de la zona, rica en yacimientos de petróleo y gas. Todos los países ribereños están en alerta y tienen en marcha políticas específicas para aprovechar nuevas rutas y riquezas, pero en medio está el oso polar, el rey animal del Ártico, una especie icónica cuyo único depredador es el hombre.
La concentración de osos polares en la zona habitada empezó en diciembre y hasta ahora no se ha confirmado que hayan atacado a los humanos, pero sí que les han perdido el miedo. Las autoridades han declarado el estado de emergencia y se están planteando matar a los animales como única solución practicable, informa The Siberian Times, pero es una especie protegida. La otra solución sería dormirlos con dardos y trasladarlos vía aérea a una zona muy distante, pero esto sería muy caro y complicado.
Qué pasaría si se extinguiera el oso polar es la siguiente pregunta. Pues resulta que es un animal muy parecido genéticamente al oso pardo, la especie de oso más abundante en el mundo, aunque ambos tienen historias evolutivas paralelas muy largas (las fechas están todavía en discusión). Evolutivamente el oso polar es un oso pardo adaptado a las condiciones de las repetidas glaciaciones del Pleistoceno, y se cree que su población ha disminuido paulatinamente en los últimos 500.000 años. De hecho se ha confirmado la existencia de híbridos de oso polar (Ursus maritimus) y oso pardo (Ursus arctos) en la naturaleza en Canadá y en Alaska, animales que se conocen como grolar o pizzly (de las palabras polar y grizzly). Son de pelaje más oscuro en algunas zonas y pueden ser fértiles. Simplificando hasta la caricatura, para recuperar el oso polar (que no desaparecería de la noche a la mañana, sino que probablemente se hibridaría crecientemente con el oso pardo) entonces solo habría que esperar a la próxima glaciación, si es que se produce, y pensar que la naturaleza evolucionará de la misma manera, algo que nadie puede asegurar.
Los estudios genéticos de las seis especies de osos existentes actualmente en el mundo han avanzado mucho en los últimos años y han conseguido aclarar bastante las muy enrevesadas relaciones entre los mayores carnívoros terrestres a lo largo de la historia. “La historia evolutiva de los osos se caracteriza por el flujo de genes transversal entre especies”, señalan los autores –alemanes- del estudio genético más completo hasta la fecha, publicado en Scientific Reports en 2017, que compara los genomas de los osos polar, pardo, negro americano, negro asiático, malayo y oso perezoso, y sus respectivas subespecies. El sudamericano oso de anteojos y el asiático panda gigante, los otros dos animales que se consideran osos habitualmente, se separaron del árbol evolutivo de los demás osos en fechas muy remotas, indican los estudios. El hecho es que, en general, todas las especies están en peligro por destrucción progresiva de su hábitat.
Fuente: publico.es