Lo que aprendamos de estos y otros organismos revividos podrían ayudar a las granjas de Marte
Vamos a hablar de una noticia mucho menos siniestra de lo que parece, pero no por ello menos emocionante: científicos rusos han revivido y clonado zombis de hace 24.000 años.
No te preocupes, no se trata de una situación como la de series como The Walking Dead o alguna de las películas de zombis que tanto nos gustan. Los organismos no muertos en cuestión se llaman rotíferos bdelloideos, o “animales de rueda” microscópicos, llamados así por sus bocas circulares rodeadas de pequeños pelos. Al igual que el más carismático tardígrado (sin duda, unas criaturas dignas de nuestro ranking con las 57 cosas más extrañas jamás lanzadas al espacio), los rotíferos bdelloideos son extremófilos, es decir, organismos que pueden soportar condiciones asombrosas como respiraderos submarinos al rojo vivo o el vacío del espacio.
Para este experimento, los científicos se desplazaron a Siberia y excavaron un trozo de permafrost (ahí han encontrado no hace mucho un cachorro de hace 18.000 años en perfectas condiciones), término que designa el suelo que permanece permanentemente congelado. Esta zona en concreto lleva congelada desde al menos el final del Pleistoceno (hace entre 2,6 millones y 11.700 años).
Los científicos tomaron los rotíferos congelados y los descongelaron suavemente, momento en el que los rotíferos empezaron a vivir de nuevo sin más, incluida su característica reproducción asexual. El secreto del éxito de los rotíferos es un estado de animación suspendida llamado criptobiosis.
“Suspenden su metabolismo y acumulan ciertos compuestos, como las proteínas chaperonas, que les ayudan a recuperarse de la criptobiosis cuando las condiciones mejoran”, explicó a Live Science el autor principal, Stas Malavin, investigador del Instituto de Problemas Físicoquímicos y Biológicos de la Ciencia del Suelo de Rusia.
La criptobiosis es fundamental, porque los organismos con esta capacidad entran en un estado de sueño especial que se requiere para ser revividos más tarde. Piensa en los animales que se preparan para la hibernación frente a los que simplemente se echan una siesta por accidente. La preparación es clave para volver a despertarse con éxito.
Para estudiar los rotíferos, los científicos excavaron hasta 3 metros y medio de profundidad para extraer una muestra intacta de suelo, que tenía unos 24.000 años de antigüedad, según la datación por carbono. Tras dejar que el suelo se descongelara con un medio especial para ayudar a despertar a los rotíferos, los científicos perdieron rápidamente la pista de qué criaturas microscópicas eran antiguas y cuáles eran las nuevas crías, porque los rotíferos se reproducen creando clones exactos de sí mismos de forma asexual.
La investigación de la criptobiosis en criaturas como los rotíferos ayuda a avanzar en el campo de la criobiología -el estudio de los seres vivos a muy bajas temperaturas- en general, dijo Malavin a Live Science. Sí, hipotéticamente, esto podría conducir a una tecnología similar para los humanos. Pero esa idea está muy lejos, porque los humanos son mucho más complejos que los diminutos y relativamente simples rotíferos y otros organismos extremófilos.
Los rotíferos se unen a un grupo de organismos revividos y congelados durante mucho tiempo que incluye musgo, hierbas y pequeños gusanos llamados nematodos. Los científicos devolvieron la vida a cada organismo tras al menos 1.000 años de quietud congelada. En el futuro, las plantas más resistentes con propiedades criptobióticas podrían cambiarlo todo, desde la agricultura hasta el almacenamiento, y quizás incluso hacer el viaje con los humanos a Marte (donde, por cierto, algunos científicos creen que comenzó toda la vida).
Por ahora, sin embargo, nos limitamos a tener unos flamantes gusanos microscópicos haciendo copias de sí mismos como si estuvieron dentro de una máquina Xerox. Y eso no deja de ser genial.
Fuente: esquire.com