Científicos publican la secuencia de los 107,891 genes del trigo
Sin el trigo nunca habríamos llegado tan lejos como especie. En algún momento, sin este cereal, habríamos muerto de hambre. Por ello hoy es el más cultivado del mundo, proporciona a nuestra dieta más proteínas que la carne y supone una de cada cinco calorías que consumimos. En definitiva, ha sido y es la base de la alimentación para culturas de todos los rincones del globo.
Pese a llevar usándolo desde incluso antes de la aparición de la agricultura para fabricar pan, los secretos de este cereal han permanecido lejos del alcance de los científicos hasta esta semana, cuando los más de 200 investigadores de 70 instituciones repartidas por todo el globo han puesto en común sus hallazgos en un estudio que aparece en ‘Science’. El genoma del trigo, finalmente, ha sido completamente secuenciado.
No ha sido sencillo en absoluto, dado que la variedad que hoy se utiliza para hacer pan, llamada ‘Chinese Spring’ o trigo de primavera, es el resultado de la mezcla de tres variedades ancestrales de trigo. Su genoma tiene un tamaño cinco veces superior al humano y bastante complejo con 16.000 millones de pares de bases, en otras palabras, los ladrillos con los que se construye el ADN.
¿Por qué es tan importante?
El trigo es cada vez más susceptible a la sequía o las inundaciones, y eso, dada su importancia alimentaria, es algo que no podemos permitirnos, especialmente en países en vías de desarrollo. También está sujeto a otras amenazas y plagas como la roya amarilla del trigo, que lleva afectando a los agricultores españoles desde hace muchas décadas. La secuenciación de su genoma allana el camino para lograr producir mucho más rápida de variedades de trigo adaptadas al cambio climático, con mayores rendimientos, más calidad nutricional y resistente a enfermedades.
“El genoma es realmente una herramienta que nos permite abordar desafíos en torno a la seguridad alimentaria y el cambio ambiental”, explica Ricardo Ramírez, programador científico del centro John Innes, situado en Norfolk y que se ha encargado de coordinar al resto de científicos del Consorcio Internacional para la Secuenciación del Genoma del Trigo en la consecución de este logro. “Creemos que podemos impulsar la mejora del trigo en los próximos años de la misma manera que el arroz y el maíz se refinaron después de ser completadas sus secuencias “.
Los científicos han logrado la ubicación precisa de los 107.891 genes y más de cuatro millones de marcadores moleculares que forman la base genética del trigo. También han extraido la información que contienen los elementos reguladores que influyen en la expresión de los genes: es decir, los botones que hay que apretar para conseguir una cosa u otra de los 21 cromosomas (dos menos que nosotros) del cereal.
A más población, más trigo
Muchos de estos investigadores británicos ya lograron, en 2010, publicar un boceto de este genoma donde cubrían más o menos el 95% del total de genes del trigo de primavera. En 2012 se publicó un intento más concienzudo y “esencialmente completo” donde se identificaban entre 94.000 y 96.000 genes. Ahora, finalmente, han llegado al 100% del ambicioso objetivo que se proponían.
“Abordar el colosal genoma del trigo ha sido un desafío hercúleo, pero completar este trabajo significa que podemos identificar más rápidamente los genes que controlan los rasgos de interés”, explica Cristóbal Uauy, líder del proyecto de genética de cultivos del centro John Innes. “Esto facilitará y hará más efectiva la reproducción de rasgos como la sequía o la resistencia a enfermedades: donde antes teníamos una visión amplia y podíamos detectar áreas de interés, ahora podemos hacer ‘zoom’ en los detalles del mapa”.
Según el investigador, las necesidades mundiales del trigo se incrementarán en un 60% para el año 2050, por lo que el hallazgo que acaban de publicar es clave para lograr abastecer a tantas y tantas bocas hambrientas.
Fuente: elconfidencial.com