Unos 89 científicos y técnicos de 10 instituciones académicas de México han puesto en marcha el proyecto piloto “Sistema de observación y alerta temprana del sargazo” para tratar de poner barreras a uno de los graves problemas ambientales del Caribe.
“Es un prototipo que intenta detectar con satélites, radares y otro tipo de instrumentación cómo llega el sargazo al Caribe”, explicó a EFE el oceanógrafo Alejandro Souza Gómez, del Laboratorio de Procesos Costeros del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav).
Además, monitorean in situ los impactos que tiene en las playas de México y tratan de predecir el camino que sigue la macroalga desde Brasil hasta el Caribe.
“También necesitamos saber la trayectoria que tiene en algunos puntos de la Península de Yucatán, como las Lagunas de Xcalak y Puerto Morelos”, agregó.
Souza habló en detalle de la importancia del proyecto, “que informaría a la Secretaría de Marina hacia dónde viene el sargazo, dónde debería poner barreras y dónde recolectaría las macroalgas para revertir el impacto ambiental”.
La Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) también se beneficiaría con el Sistema de observación y alerta temprana del sargazo, ya que mitigaría el impacto en las playas del Caribe que cada año recibe millones de toneladas de macroalgas tóxicas.
“Las playas huelen mal cuando se descompone el sargazo y afecta a los hoteleros y al turismo en general, pero hay otro punto grave: pondría en peligro la salud de los bañistas”, dijo el científico mexicano.
El prototipo, que requiere 60 millones de pesos (unos 3 millones de dólares), brindaría informes precisos sobre el ácido y nivel de oxígeno que habría en las playas contaminadas, así como otro tipo de impactos.
En agosto pasado comenzaron la primera fase del Sistema de observación y alerta temprana del sargazo, “en 2023 pondremos en marcha las otras dos para dar fuerza al prototipo que deseamos”.
El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) aportará la mayor parte de los 60 millones de pesos que requieren los 89 científicos y técnicos para el proyecto, que ayudará a combatir el sargazo “y evitar contingencias ambientales en El Caribe”.
“La cifra que requerimos parece mucho, pero el impacto ambiental y económico es mucho mayor”, manifestó el excatedrático de la Universidad de Liverpool.
Actualmente, buscan financiamiento a través de sistemas internacionales, fundaciones, otras Secretarías de Estado e inversión privada, como grupos de hoteleros en la zona, “el beneficio será mayor, porque tratamos de proteger las costas, el medioambiente y el turismo”.
“Todo el dinero que se gasta limpiando el sargazo para tener un ecosistema saludable, es mucho más grande de lo que necesitamos para poner barreras a las macroalgas que cada año azotan las playas del Caribe”, insistió.
Un observatorio mexicano
Souza, también doctor en Filosofía Oceanográfica Física por la Universidad de Gales, reveló un punto muy importante del Sistema de observación y alerta temprana del sargazo: será el primer observatorio mexicano.
“Con eso ya no dependeremos de la Universidad de Miami, ya que México procesará sus imágenes del satélite, realizará monitoreos de transporte de sargazo y realizará las observaciones en el Caribe”, aseveró.
Dijo que las macroalgas llegan a Cancún y las Lagunas de Xcalak y Puerto Morelos, “principalmente en verano, aunque ese tipo de contaminación es variable, por eso a veces no se puede explotar” en cosméticos, papel, biocombustibles, cremas, shampús para el cabello y productos del campo.
El sargazo se puede aprovechar para múltiples productos, “por eso el siguiente paso será cómo explotarlo”.
De hecho, en el laboratorio del Departamento de Recursos del Mar del Cinvestav, el doctor Daniel Robledo Ramírez trabaja en la investigación de formas de aprovechamiento.
Las instituciones que participan en el prototipo son: la Escuela Nacional de Estudios Superiores de Mérida, el Instituto de Ingeniería en Sisal, el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología en Puerto Morelos, el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Asimismo, la Universidad Autónoma de Baja California, el Cinvestav Mérida, el Colegio de la Frontera Sur Unidad Chetumal, el Instituto Nacional de Pesca, el Centro de Investigación en Matemáticas, el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, así como investigadores contratados por el Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM).
Fuente: EFE