Un equipo de investigadores de la Universidad Ben Gurion del Néguev (UBG), en Israel, ha demostrado, por primera vez, una técnica para convertir el excremento humano en hidrochar —un combustible seguro y renovable hecho con biomasa que se asemeja al carbón vegetal— así como en un fertilizante rico en nutrientes.
Según el equipo, este proceso tiene el potencial de paliar dos problemas importantes que afectan a los países menos ricos: el mal saneamiento y las necesidades crecientes de energía.
Aun cuando el acceso al tratamiento de residuos en todo el mundo ha mejorado significativamente en años recientes, aproximadamente 2,300 millones de personas todavía carecen de servicios básicos de saneamiento, según la Organización Mundial de la Salud. De estas, alrededor de 892 millones de personas —de las cuales la mayoría vive en áreas rurales— defecan al aire libre.
“Los excrementos humanos son considerados nocivos dado su potencial de transmitir enfermedades”, dijo en una declaración Amit Gross, del Departamento de Hidrología y Microbiología Medioambiental en la UBG. “Aun cuando son ricos en nutrientes de materia orgánica como nitrógeno, fósforo y potasio, los residuos humanos también contienen microcontaminantes de las farmacéuticas, los cuales pueden llevar a problemas medioambientales si no se desechan o reutilizan apropiadamente”.
La escasez de energía también es un problema en estas regiones: alrededor de 2,000 millones de personas en todo el mundo usan biomasas sólidas —como madera— para convertirlas en carbón vegetal y usarlas después para cocinar o calentarse. Sin embargo, estas prácticas tienen un impacto significativo en el medioambiente, contribuyendo a la contaminación del aire, las emisiones de gases de invernadero, la deforestación y la erosión del suelo.
“Al tratar los residuos humanos apropiadamente, podemos paliar ambos problemas al unísono”, dijo Gross.
En un estudio piloto publicado en Journal of Cleaner Production, los investigadores describieron cómo usaron una técnica conocida como “carbonización hidrotérmica” para calentar residuos humanos sólidos en bruto en una “olla de presión” especial a tres temperaturas diferentes (180, 210 y 240 grados Celsius) por períodos de 30, 60 o 120 minutos.
Esto esteriliza los residuos humanos y los seca, creando una sustancia sólida similar al carbón y conocida como hidrochar, la cual se puede domésticamente para cocinar y calentarse. Además, se produce un líquido rico en nutrientes que podría usarse como fertilizante. El año pasado, investigadores de la UBG llevaron a cabo una investigación similar usando excremento de aves de corral.
Fuente: Agencias