Científicos alemanes y suecos decodifican genoma de la ballena azul
Investigadores alemanes y suecos decodificaron el genoma de la ballena azul y de otras cinco especies de ballenas y descubrieron que existe un parentesco mucho mayor de lo que se creía entre estos animales, publica la revista científica “Sciences Advances”.
De acuerdo con el estudio realizado, durante la formación de la familia de los balenoptéridos (rorcuales), a la que pertenece la ballena azul, estos mamíferos se aparearon entre sí incluso aunque no pertenecieran a la misma especie.
“A través de la decodificación del material genético, ahora se puede comprender de forma detallada la historia evolutiva del animal de mayor tamaño en la Tierra”, recalca el equipo en torno a Axel Janke, experto en genética evolutiva del Instituto Senckenberg de investigación natural de la Universidad de Fráncfort.
Durante la división de la familia de los balenoptéridos, que comenzó hace unos 10,5 millones de años, se dieron dos factores inusuales de manera simultánea: por una parte, no había ninguna barrera natural entre las especies originarias y, por otra, estos animales se aparearon unos con otros.
“Las especies se forman normalmente a través del aislamiento reproductivo que se da, o bien por barreras genéticas o bien por barreras geográficas”, señala Fritjof Lammers, del Instituto Senckenberg de Investigación de la Biodiversidad y el Clima.
La formación de una especie con flujo genético, es decir, con el apareamiento de animales diferentes, es poco común en la naturaleza. Pero no así para los balenoptéridos. Y las ballenas no se enfrentan de por sí con barreras geográficas en la inmensidad del océano.
Incluso hoy en día se avistan cruces de rorcuales comunes (Balaenoptera physalus) y ballenas azules (Balaenoptera musculus), indica el estudio, a pesar de que los investigadores no han podido demostrar esta conexión en el genoma.
Con su investigación, los científicos querían averiguar, entre otras cosas, cómo se crea la biodiversidad en estas circunstancias. La ballena gris, por ejemplo, ha desarrollado otra fuente de alimento y come crustáceos que se encuentran en el fondo de las aguas costeras.
En el estudio, que se llevó a cabo durante seis años, los científicos secuenciaron el genoma de seis especies: la ballena azul, el rorcual norteño (Balaenoptera borealis), la ballena gris (Eschrichtius robustus), la ballena de Groenlandia (Balaena mysticetus), la ballena de minke (Balaenoptera acutorostrata) y la jorobada (Megaptera novaeangliae).
Cinco de ellas están clasificadas como balenoptéridos, explica Janke, pero no así la ballena gris, que a causa de su aspecto tiene un estatus especial dentro de los misticetos o ballenas barbadas. Sin embargo, “tras los análisis genéticos ya no presentan esta clasificación”, dijo Janke. “Nosotros proponemos incluir a las ballenas grises como balenoptéridos. De esa forma todos los rorcuales estarían unidos y enriquecidos con una especie más.”
Los investigadores aportan además una noticia positiva: “A través de la pesca de ballenas no se ha perdido su gran variabilidad de genes”, precisa Janke. Las especies son capaces de resistir bien los patógenos, los parásitos y los cambios ambientales gracias a su sorprendente variabilidad genética, concluyen.
Las ballenas son los gigantes de los oceános y en comparación con ellas incluso los dinosaurios eran bastante pequeños. Con hasta 30 metros de largo las ballenas azules son los animales más grandes de la Tierra.
Fuente: confirmado.net