El suelo de la Ciudad de México se hunde a un ritmo alarmante. Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) advierten que algunas zonas de la capital podrían volverse inhabitables en menos de diez años debido al hundimiento progresivo, las inundaciones recurrentes y la escasez de agua. Con tasas de subsidencia que oscilan entre 10 y 30 centímetros por año —y que en algunas zonas alcanzan hasta 40 centímetros— el futuro urbano de la metrópoli está en riesgo.
El problema, señalan los expertos, se origina principalmente en la extracción intensiva de agua de los acuíferos subterráneos, una práctica que ha llegado a niveles insostenibles por la alta demanda de la ciudad y la falta de alternativas viables de abastecimiento. Este uso irracional, combinado con el enorme peso de la infraestructura y la compactación del suelo arcilloso y volcánico, ha generado una situación crítica que ya no se puede revertir.
Un ejemplo palpable del hundimiento es el Ángel de la Independencia, monumento icónico de la ciudad, al que las autoridades deben añadir escalones periódicamente para compensar el descenso del suelo. Según el geólogo Sergio Rodríguez, de la UNAM, el hundimiento acumulado a este ritmo podría alcanzar tres metros en apenas una década. «Este es un punto de no retorno», sentencia Wendy Morales, también geóloga de la UNAM, quien advierte que si no se adoptan medidas de adaptación urgentes, la ciudad enfrentará desplazamientos masivos de población hacia otras regiones del país.
El desafío se agrava por las características geográficas de la capital, construida sobre lo que fue el extenso lago de Tenochtitlan. Actualmente, el 70% del suelo de la Ciudad de México es considerado inundable. Durante la temporada de lluvias, de junio a octubre, las precipitaciones intensas encuentran un suelo cada vez menos permeable debido a la expansión del asfalto, la falta de espacios verdes y la desaparición de ríos naturales que antes servían como canales de desagüe.
En alcaldías como Iztapalapa, una de las zonas más afectadas, el suelo se hunde cerca de 40 centímetros por año. Paradójicamente, pese a ser una de las áreas con mayor número de pozos de extracción de agua, la escasez de suministro y las inundaciones son constantes, reflejando una profunda desigualdad social. «Los que más sufren son quienes extraen el agua que usan y, al mismo tiempo, son quienes enfrentan las peores inundaciones y el mayor hundimiento», explica Rodríguez.
Por otro lado, los grandes desarrollos inmobiliarios continúan avanzando, incluso en zonas de alto riesgo. Edificios de hasta 50 pisos garantizan su propio suministro mediante inversiones millonarias, mientras las comunidades más vulnerables enfrentan cortes de agua y desastres naturales con pocos recursos para adaptarse.
Según los geólogos, la solución a largo plazo requiere desconcentrar la ciudad mediante la creación de nuevos centros urbanos bien planificados que incluyan empleos, infraestructura, vivienda y servicios básicos. También será clave fortalecer la economía informal, que será el motor del crecimiento de estas futuras comunidades fuera de la capital.
El hundimiento de la Ciudad de México ya no es solo una advertencia científica: es una realidad en curso. Si no se actúa pronto, el impacto sobre la vida de millones de personas será irreversible y, como advierten los especialistas, habrá quienes simplemente ya no puedan quedarse.
Fuente: mayacomunicacion.com.mx