Científico mete la mano a estanque de anguilas y calcula el poder de su descarga
Unos buenos 860 voltios son capaces de ser transmitidos a través de la fría y babosa piel de una anguila eléctrica, pero al ser estas descargas de tan corta duración, es improbable que la descarga de alguno de estos animales pueda resultar mortal para un humano. Pero otras certezas sobre el poder de estos choques eléctricos recién se han podido conocer gracias a una reciente investigación de un científico de la Universidad de Vanderbilt (Estados Unidos), publicada en Current Biology.
“Hemos sabido que estos animales emiten una enorme cantidad de electricidad, y todo el mundo pensó que era realmente increíble”, dice Kenneth Catania de la Universidad de Vanderbilt. “Pero no son simples animales que van electrocutando cosas por ahí, sino que han evolucionado para producir descargas eléctricas más y más fuertes cada vez, desarrollando estos comportamientos para usarlos más eficientemente”.
Conjeturas previas. Catania había estudiado anteriormente cómo las anguilas se enroscan alrededor de su presa para duplicar el poder de su descarga y durante esta investigación notó que si usaba una malla metálica eléctricamente conductora para recoger a los animales en su laboratorio, estos saltaban del agua para atacar la red.
El científico asumió que el acercamiento de la red se había asemejado al ataque de un depredador en aguas poco profundas. Habida cuenta de que las anguilas no se alejaron ante la presencia de una potencial amenaza como esta, Catania presumió que el salto podría ayudarlas a apuntar eficazmente a un posible depredador e intensificar el impacto.
Ya Alexander von Humboldt en los años 1800 había descrito un comportamiento similar en esta especie, al ver algunos especímenes enfrentando a caballos en el Amazonas.
Midiendo la descarga. Para entender cómo es que el salto potencia la descarga de las anguilas, Catania desarrolló un aparato para medir con precisión la fuerza de la corriente eléctrica a través de una manga cuando las anguilas eléctricas saltaron en ataque. Catania usó la manga y se expuso al ataque de una anguila relativamente pequeña, menos poderosa.
Ello permitió al científico medir que la corriente eléctrica producida por la anguila alcanzó un máximo de 40-50 miliamperios, descarga que, si bien no es letal, es suficiente para causar un gran dolor en una persona o un animal de su tamaño.
“No sabemos cuál es su principal motor del comportamiento, pero sabemos que necesita disuadir depredadores, y puedo decir que la anguila es realmente buena en eso. No puedo imaginar qué le pasaría a un animal que hubiera recibido esta sacudida”.
Con el cálculo logrado, el científico asegura que es posible estimar el poder de un choque de anguilas de diferentes tamaños o bajo diferentes circunstancias. Dichos resultados son relevantes para los seres humanos en la medida en que los ataques a pescadores o pasajeros de embarcaciones fluviales menores es algo que “probablemente ha sucedido mucho”, concluye Catania a partir de sus observaciones al comportamiento de la especie.
Fuente: rpp.pe