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¿Choque de galaxias? Un estudio recalcula la probabilidad de que la Vía Láctea y Andrómeda se fusionen

Pese a que hasta ahora se creía que nuestra galaxia y la vecina Andrómeda acabarían fusionándose dentro de unos 5.000 millones de años, formando lo que denominan Lactómeda, un nuevo análisis ha llegado a una conclusión diferente

La combinación de física y supercomputación ha tumbado una fascinante teoría cosmológica sobre el final de nuestra galaxia, la Vía Láctea. O al menos, la ha puesto en cuarentena. No les estamos hablando del fin del mundo ni de ninguna predicción por la que deba preocuparse, sino de un escenario mucho más de futuro. Y aunque tendrá lugar dentro de miles de millones de años, muestra los avances en los instrumentos para poner a prueba las hipótesis cosmológicas.

Hasta ahora, los científicos creían que dentro de unos 5.000 millones de años, la Vía Láctea acabaría por colisionar con la Andrómeda, nuestra galaxia vecina, fusionándose y formando lo que han denominado Lactómeda, o en inglés Milkomeda (la unión entre la Vía Láctea, que en inglés se dice Milky Way, y la Andrómeda). Pero un nuevo estudio cuestiona esta hipótesis. Lo ha realizado un equipo internacional formado por las universidades de Helsinki, Durham y Toulouse y sus conclusiones se presentan este lunes en la revista Nature Astronomy.

Estos científicos han hecho la simulación más completa de las realizadas hasta la fecha sobre cómo evolucionará la Vía Láctea durante los próximos 10.000 millones de años, incluyendo variables que hasta ahora no se habían incorporado. Se han basado en datos recopilados por el veterano telescopio espacial Hubble, operado por la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), y por la sonda europea Gaia. ¿Su conclusión? Sólo hay un 2% de posibilidades de que las dos galaxias se fusionen en los próximos 5.000 millones de años.

100.000 simulaciones

El Universo es un lugar dinámico, en constante evolución. Actualmente, la Vía Láctea y Andrómeda (también llamada Galaxia Espiral M31, Messier 31 o NGC 224) se dirigen la una hacia la otra a una velocidad estimada de unos 100 kilómetros por segundo. Según los autores del estudio, una colisión entre ambas daría lugar a una gran masa de material estelar conocida como galaxia elíptica.

Para determinar los posibles escenarios a los que se enfrenta la galaxia en la que se encuentra nuestro sistema solar, el equipo realizó 100.000 simulaciones, tanto de la evolución de la Vía Láctea como de la Andrómeda, utilizando los datos más recientes obtenidos por el Hubble y Gaia, y teniendo en cuenta el efecto que ejerce la Gran Nube de Magallanes. Se trata de una galaxia enana que orbita la Vía Láctea, a una distancia de 163.000 años luz, y que se considera un satélite de nuestra galaxia. Otro factor que marcó la diferencia, según los autores, es que incluyeron en esos modelos las incertidumbres observacionales.

Así, estimaron que sólo hay un 2% de probabilidades de que la Vía Láctea y la Andrómeda colisionen en los próximos 5.000 millones de años, contrariamente a lo que se creía, pues se pensaba que la colisión -y la desaparición de la Vía Láctea- era una certeza dentro de ese marco temporal.

En algo más de la mitad de los escenarios simulados, la Vía Láctea y Andrómeda experimentan al menos un encuentro cercano, antes de acabar colisionando y fusionándose, pero esto ocurría dentro de 8.000 a 10.000 millones de años, no dentro de 5.000 millones de años como se pensaba hasta ahora. Para entonces, aseguran, el Sol ya se habrá consumido.

Fusión entre la Vía Láctea y la Gran Nube de Magallanes

En la mayoría de los demás casos, las dos galaxias pasan a una distancia tan grande que siguen evolucionando prácticamente imperturbables durante mucho tiempo. Aunque su análisis reduce la probabilidad del choque entre Andrómeda y la Vía Láctea, da casi por segura una fusión entre la Vía Láctea y la Gran Nube de Magallanes en los próximos 2.000 millones de años, antes de cualquier posible colisión con Andrómeda.

Till Sawala, investigador de la Universidad de Helsinki y autor principal, subraya en un comunicado que sus conclusiones no implican un error en los cálculos anteriores, sino que su equipo pudo incluir más variables en sus simulaciones gracias a los datos modernos de los telescopios espaciales. De hecho asegura que cuando ellos mismos intentaron partir de los mismos supuestos que los investigadores anteriores, obtuvieron los los mismos resultados: «Simplemente hemos podido explorar un espacio de posibilidades mucho mayor, aprovechando los nuevos datos. Mientras que algunos trabajos anteriores se habían centrado en la interacción entre la Vía Láctea, Andrómeda y la galaxia del Triángulo, nosotros incluimos también el efecto de la Gran Nube de Magallanes».

Y es que como detalla este científico, «pese a la que la masa de la Gran Nube de Magallanes es de sólo alrededor del 15% de la de la Vía Láctea, perturba el movimiento de ésta lo suficiente como para reducir significativamente la posibilidad de una fusión con la galaxia Andrómeda».

Por su parte, el también coautor Alis Deason, del Instituto de Cosmología Computacional de la Universidad de Durham, considera que «estos resultados son significativos para el destino de nuestra galaxia. Antes parecía destinada a fusionarse con Andrómeda formando una colosal Lactómeda. Ahora, existe la posibilidad de evitar este destino por completo».

Fuente: elmundo.es

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