Así es como juegan las abejas: un estudio demuestra que sus mentes son mucho más complejas de lo que creíamos
Cualidades como el juego, a menudo relacionadas con especies más inteligentes, han sido probadas en estos insectos
El mundo animal está en continua evolución. El ser humano está sabiendo convivir con otros animales y está aprendiendo mucho acerca de su comportamiento, anatomía y relación con el entorno. Somos capaces de cuidar de la fauna del planeta, buscando evitar que más especies se unan a las que ya están en peligro de extinción, y obtener valiosas lecciones.
En esta ocasión, gracias a un estudio publicado en el medio digital Science Direct, hemos conocido que el comportamiento de las abejas puede incluir más acciones que la alimentación o su labor de recolección de polen, dado que se ha comprobado que estos pequeños insectos son capaces de jugar, tal y como entendemos el término en mamíferos y animales más evolucionados.
Las abejas no sólo buscan el bien común de la colmena, sino que son capaces de jugar con su entorno
Habitualmente, desde el ámbito científico, el juego en animales suele dividirse en tres categorías: el que implica interacción con otros ejemplares, el denominado locomotor, donde se realizan acciones como saltar o correr, y el juego con objetos. Será este último, tal y como puedes comprobar en el vídeo que te mostramos bajo estas líneas, el que se ha visto reflejado en las juguetonas abejas. Lars Chittka, caoutor del estudio, afirma en declaraciones recogidas por el medio Ars Technica, que:
Esta investigación proporciona una fuerte señal de que las mentes de los insectos son mucho más sofisticadas de lo que podíamos imaginar. Existen muchos animales que juegan solamente con el propósito de divertirse, pero la mayoría de ejemplos llega de jóvenes mamíferos y pájaros.
El experimento fue realizado, tal y como puedes ver en la imagen inferior, de la siguiente manera: se ubicaron 45 abejas en un área controlada y se conectó su nido con una zona que comenzaba con una ubicación llena de bolas de madera y que daba paso a otra zona con comida. El resultado mostró cómo las abejas rodaban en algún momento las bolas de colores, incluso algunas llegaron a hacerlo más de 100 veces. Eso sí, siempre lo hacían después de alimentarse.
El segundo experimento colocó dos zonas codificadas con colores. En un primer momento, una de las áreas se llenó de bolas de madera, para después quitarlas. Cuando las abejas tenía que elegir su zona, la preferencia más destacada las llevaba a permanecer en el área donde antes había bolas de colores. Por último, un tercer experimento demostró que las abejas jóvenes jugaban más que las mayores y que las abejas macho jugaban durante más tiempo que las hembras. Samadi Galpayage, coautor del estudio, acaba declarando:
Es realmente alucinante, en ocasiones divertido, ver a las abejas mostrar algo como el juego. Se acercan y manipulan estos ‘juguetes’ una y otra vez. Esto nos muestra, una vez más, que a pesar de su pequeño tamaño y su diminuto cerebro, son algo más que pequeños seres robóticos. Realmente podrían experimentar algún tipo de estado emocional positivo, incluso rudimentario, como otros grandes y esponjosos, y no tan esponjosos, animales hacen.
Fuente: mundodeportivo.com