Así era el pez que conquistó la tierra firme
Una investigación sobre peces fosilizados del período devónico tardío, hace 375 millones de años, ha revelado la evolución de las aletas a extremidades aptas para caminar sobre tierra firme.
El nuevo estudio realizado por paleontólogos de la Universidad de Chicago, y publicado esta semana en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, ha utilizado tomografía computarizada para examinar la forma y estructura de los rayos de las aletas fósiles mientras aún están encerradas en la roca circundante.
Las herramientas de imagen permitieron a los investigadores construir modelos digitales en 3D de toda la aleta del fisópodo ‘Tiktaalik roseae’ y sus parientes en el registro fósil por primera vez. Luego podrían usar estos modelos para inferir cómo funcionaban y cambiaban las aletas a medida que evolucionaban en extremidades.
Gran parte de la investigación sobre las aletas durante esta etapa de transición clave se centra en los huesos grandes y en los cartílagos que corresponden a los de la parte superior del brazo, el antebrazo, la muñeca y los dedos. Conocido como el endoesqueleto, los investigadores rastrean cómo estos huesos cambiaron para convertirse en brazos, piernas y dedos reconocibles en tetrápodos o criaturas de cuatro patas.
Los delicados rayos y espinas de las aletas de un pez forman un segundo esqueleto “dérmico” no menos importante, que también experimentó cambios evolutivos en este período.
Estas piezas a menudo se pasan por alto porque pueden desmoronarse cuando los animales son fosilizados o porque los preparadores fósiles los quitan intencionalmente para revelar los huesos más grandes del endoesqueleto.
Los rayos dérmicos forman la mayor parte del área superficial de muchas aletas de peces, pero se perdieron por completo en las primeras criaturas con extremidades.
“Estamos tratando de comprender las tendencias generales y la evolución del esqueleto dérmico antes de que ocurrieran todos esos otros cambios y evolucionen las extremidades –explica Thomas Stewart, investigador postdoctoral que dirigió el nuevo estudio–. Si quieres entender cómo evolucionaron los animales para usar sus aletas en esta parte de la historia, este es un conjunto de datos importante”.
Stewart y sus colegas trabajaron con tres peces devonianos tardíos con rasgos primitivos de tetrápodos: ‘Sauripterus taylori’, ‘Eusthenopteron foordi’ y ‘Tiktaalik roseae’, que fue descubierto en 2006 por un equipo dirigido por el paleontólogo de la Universidad de Chicago, Neil Shubin, autor principal del nuevo estudio.
Se creía que el ‘Sauripterus’ y el ‘Eusthenopteron’ eran completamente acuáticos y usaban sus aletas pectorales para nadar, aunque pudieron haberse apoyado en el fondo de lagos y arroyos. El ‘Tiktaalik’ pudo haber soportado la mayor parte de su peso con sus aletas y quizás incluso las utilizó para aventurarse fuera del agua para viajes cortos a través de aguas poco profundas y marismas.
“Al ver toda la aleta de ‘Tiktaalik’ obtenemos una imagen más clara de cómo se apoyó y se movió. La aleta tenía una especie de palma que podía estar al ras contra los fondos fangosos de ríos y arroyos”, señala Shubin.
Stewart y Shubin trabajaron con el estudiante universitario Ihna Yoo y Justin Lemberg, otro investigador en el laboratorio de Shubin, para escanear especímenes de estos fósiles mientras aún estaban encerrados en roca. Mediante el uso de software de imágenes, reconstruyeron modelos 3D que les permitieron mover, rotar y visualizar el esqueleto dérmico como si se hubiera extraído completamente del material circundante.
Los modelos mostraron que los rayos de las aletas de estos animales se simplificaron y que el tamaño total de la red de aletas era más pequeño que el de sus predecesores más pesqueros.
Sorprendentemente, también vieron que la parte superior e inferior de las aletas se estaban volviendo asimétricas. Las rayas de las aletas en realidad están formados por pares de huesos. En el ‘Eusthenopteron’, por ejemplo, la raya de aleta dorsal o superior era ligeramente más grande y más largo que el ventral o inferior.
Los rayos dorsales del ‘Tiktaalik’ eran varias veces más grandes que sus rayos ventrales, lo que sugiere que tenía músculos que se extendían en la parte inferior de sus aletas, como la base carnosa de la palma, para ayudar a soportar su peso.
“Esto proporciona más información que nos permite comprender cómo un animal como el ‘Tiktaalik’ estaba usando sus aletas en esta transición –señala Stewart en un comunicado–. Los animales pasaron de nadar libremente y usar sus aletas para controlar el flujo de agua a su alrededor, para adaptarse a empujar contra la superficie en el fondo del agua”.
Stewart y sus colegas también compararon los esqueletos dérmicos de peces vivos como el esturión y el pez pulmonado para comprender los patrones que estaban viendo en los fósiles. Vieron algunas de las mismas diferencias asimétricas entre la parte superior e inferior de las aletas, lo que sugiere que esos cambios jugaron un papel más importante en la evolución de los peces.
“Eso nos da más confianza y otro conjunto de datos para decir que estos patrones son reales, generalizados e importantes para los peces, no solo en el registro fósil en lo que respecta a la transición de aleta a extremidad, sino a la función de las aletas en general”, concluye.
Fuente: EP