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Arqueólogos descubren, en Chalco, restos de madera que habrían pertenecido a un barco español

En Chalco, descubren restos de madera que habrían pertenecido a un bergantín. Los arqueólogos ubicaron siete bloques de madera cuya morfología se asemeja a la de las varengas de una embarcación de inicios de la época virreinal

En Chalco, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hallaron siete bloques de madera — de un metro de largo, por 25 centímetros de espesor y entre 30 y 40 centímetros de anchura — cuya morfología se asemeja a la de las varengas de un bergantín, embarcación de inicios de la época virreinal. Los restos de madera pudieron pertenecer a una embarcación que surcó las aguas del lago de Chalco hace más de 400 años.

Como parte de un proyecto de salvamento arqueológico, que se ejecuta en las obras del trolebús Chalco-Santa Martha, en los límites de Chalco e Ixtapaluca, en el Estado de México, se han encontrado evidencias arqueológicas a 2.5 metros de profundidad, que indican la existencia de una aldea que debió situarse en la orilla noreste del antiguo cuerpo lacustre. Una hipótesis es que los maderos, dada su forma y sus dimensiones, pertenecen a la estructura de una embarcación tipo bergantín que navegó en el lago luego de la caída de Tenochtitlan en 1521.

Cuando en 1519 los españoles pasaron por entre los volcanes, los nobles de Amequemeca, Chalco, Tlalmanalco, Acatzingo, Tenango y Chimalhuacán se entrevistaron con Hernán Cortés. Le comunicaron que los de Tenochtitlan los tenían sometidos y que les causaban “grandes agravios”, por lo que requerían de su ayuda para liberarse de su dominio. La relación conflictiva entre los chalcas y los mexicas no era nueva para las huestes españolas. Cortés aprovechó el odio que existía entre estos pueblos para engrandecer su ejército y obtener recursos materiales y humanos para su empresa conquistadora. Los chalcas obsequiaron a Cortés mantas, oro, mujeres y veinte hombres para que fueran en su compañía.

Con base en el material cerámico recuperado, los integrantes del proyecto que codirigen los arqueólogos Hervé Monterrosa Desruelles y Ricardo Arredondo Rojas, adscritos al Centro INAH Estado de México, infieren que el asentamiento estuvo ocupado en el periodo Posclásico tardío (1325- 1521 d.C.) y durante los inicios de la época novohispana.

Sobre los restos de madera, el arqueólogo Guillermo Hernández García, responsable de la unidad de excavación, señala que presentan una curvatura en su parte externa, tienden a ser convergentes y lucen otra curva, menos pronunciada, en su parte interna. “Los extremos se observan casi rectos a modo de muesca, al parecer con la finalidad de funcionar como límite de algún objeto de similares dimensiones”.

Los elementos corresponden a bloques de madera colocados en un dique o encalladero –un acalco, en náhuatl– para canoas de la citada aldea ribereña. Además de estos vestigios, en el predio se localizó también la parte distal de una canoa monóxila, de aproximadamente un metro de longitud, y fragmentos circulares de lo que probablemente sea el extremo proximal de un remo de madera.

Los vestigios están resguardados en un laboratorio del proyecto ubicado en Chalco. Actualmente, precisa el arqueólogo Hervé Monterrosa, se colabora con personal de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH en lo tocante a la conservación preventiva de las piezas y en la realización de un estudio tridimensional de las mismas.

A futuro, se espera también emprender exámenes que permitan identificar las especies de árboles a partir de las cuales fueron creados los vestigios arqueológicos. La aldea localizada durante el salvamento arqueológico ya ha sido registrada y será nuevamente cubierta para dar paso a la construcción del trolebús.

Este proyecto forma parte de las estrategias implementadas por el Centro INAH Estado de México para optimizar la Investigación bajo las modalidades de salvamentos y rescates arqueológicos, con la anuencia del Consejo Nacional de Arqueología del Instituto.

En el valle, los europeos fueron recibidos por un grupo de chalcas con nuevos regalos, los cuales incluían mantas, oro, plumas y comida. Algunos cronistas consideran que este recibimiento por parte de los de Chalco fue el momento en que se dio la alianza con los españoles. Esta unión se basaba en que Cortés y sus tropas ayudarían a los chalcas contra los mexicas, y a cambio de este apoyo Cortés pidió que otorgaran madera y carpinteros para acelerar la construcción de los bergantines que utilizarían durante el sitio a Tenochtitlan. Durante los años que la provincia estuvo bajo dominio de los tenochcas, prestaron este tipo de servicios y materiales a los mexicas para la construcción de sus templos, acueductos y edificios, ya que una gran parte de la región estaba cubierta de bosques de pinos.

Fuente: es.wired.com