4 científicas extraordinarias
Hipatia fue una matemática, astrónoma y filósofa natural de Egipto que nació en Alejandría y que fue brutalmente asesinada en la misma ciudad en el siglo V. Hipatia fue hija de Teón, un célebre matemático y astrónomo que trabajó en el Museo de Alejandría. Fue una mujer inquieta, virgen y bella para unos, maga y bruja para otros, que sobrepasó a todos los filósofos de su tiempo. Hipatia fue una maestra brillante que se negó a traicionar sus conocimientos científicos para convertirse al cristianismo. Y por ello, en marzo del año 415 ó 416, fue atacada por una turba de cristianos que la desnudó y asesinó en el Césareo, precisamente en una época de luchas internas y de intolerancia hacia el paganismo y el neoplatonismo.
Ada Lovelace nació en Londres en 1815 y murió en la misma ciudad en 1852, a los 36 años de edad, víctima de un cáncer, probablemente de útero. Ada fue hija del poeta Lord Byron, quien falleció en 1824 en Grecia, donde anhelaba combatir junto con los insurrectos griegos. La corta existencia de Ada fue una lucha entre el corazón y la razón, subjetivismo y objetivismo, poética y matemática, vitalidad y enfermedad. Colaboró con el inventor Charles Babbage en la creación de una máquina analítica. A Babbage se le considera el padre de la computación y a Lovelace se la considera la madre de la programación informática.
Marie Sklodowska, más conocida como Marie Curie, nació en Varsovia en 1867 y en 1934 murió en un sanatorio de Passy, en los Alpes franceses. La científica polaca, nacionalizada francesa, compartió el Premio Nobel de Física de 1903 con su marido Pierre Curie y con Henri Becquerel, en reconocimiento a sus investigaciones conjuntas en el campo de la radioactividad. En 1911, después de la muerte de su marido, ganó el Premio Nobel de Química en solitario, entre otras cosas por el descubrimiento del polonio, que denominó así en honor a su tierra natal, a la que nunca dejó de lado.
Rosalind Franklin nació y murió en Londres, al igual que Ada Lovelace. En 1920 nació en el barrio de Notting Hill y en 1958, a los 37 años de edad, casi como Lovelace, murió en el barrio de Chelsea. La científica británica, especializada en el campo de la biología molecular, permanece prácticamente desconocida, a pesar de sus contribuciones esenciales sobre la estructura del ADN, un modelo atribuido ampliamente a James Watson y Francis Crick. Su trabajo no fue reconocido porque murió prematuramente de cáncer de ovarios. Watson sugirió al Comité del Premio Nobel que Franklin fuera reconocida con el Premio Nobel de Química, pero los encargados de seleccionar al ganador rechazaron su candidatura a título póstumo.
Fuente: nationalgeographic.com