El alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa, esto es, ocasionada por una destrucción progresiva de las neuronas cerebrales. Y esta destrucción, según muestran numerosas investigaciones, se produce fundamentalmente por la acumulación en el cerebro de ovillos neurofibrilares de proteína tau y de placas de proteína beta-amiloide, altamente tóxicos para las neuronas. El resultado es que los afectados padecen una disminución de sus funciones cognitivas. Es el caso, muy especialmente, de la memoria. Y asimismo, y ya desde las primeras fases de la enfermedad, de la orientación espacial, lo que provoca que un gran número de pacientes vaguen sin un rumbo fijo, incapaces de encontrar su destino. Y ahora, investigadores del Centro Médico de la Universidad de Columbia en Nueva York (EE.UU.) han hallado la razón por la que se produce esta pérdida de orientación.
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