Las medusas nadan de forma incesante por el agua en busca de crustáceos y larvas de peces que les sirven de alimento, recorriendo varios kilómetros cada día. Son más eficientes que ninguna otra especie acuática, pues para nadar emplean menos energía, en relación con su tamaño, que los elegantes delfines o los incansables tiburones. «El costo de transporte de las medusas, medido como el oxígeno consumido para desplazarse, es un 48 por ciento inferior al de cualquier otro animal que nade», afirma Bradford J. Gemmell, biólogo marino de la Universidad del sur de Florida. Al estudiar la medusa común (Aurelia aurita), él y otros investigadores han descubierto que dicha eficiencia se debe a la creación de zonas de alta y baja presión alrededor del cuerpo del animal, que lo succionan y empujan de forma alterna.
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