En la mitología clásica, Cupido era el dios del deseo. Hijo de Venus y Marte, dioses del amor y la guerra, su concepción es una alegoría de las aventuras amorosas, de la pasión y el desenfreno. Cupido es representado como un niño alado porque el amor es irracional y los pensamientos de los amantes son volátiles. Con los ojos vendados y armado, dispara flechas arbitrariamente, y quien recibe una experimenta un deseo incontrolable. En la naturaleza, los arqueros del amor erótico no vuelan ni tienen cara angelical, sino que se arrastran y tienen ojos saltones. Además, son unos babosos.
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