Si el Universo está poblado (como poco) por miles de millones de galaxias, y si cada una a su vez cobija a millones o a miles de millones de estrellas, ¿qué nos faltará aún por aprender? El astrónomo Edwin Hubble (que le da su nombre al famoso telescopio espacial) probablemente sentía vértigo cuando se planteaba esta pregunta, pero sus esfuerzos le permitieron clasificar las galaxias que observaba en cuatro grandes categorías. En función de su forma, las dividió en espirales (tienen forma de remolino, como la Vía Láctea y las dos terceras partes de todas las galaxias), en espirales barradas (a ese remolino hay que añadirle una barra transversal), en elípticas y en irregulares.
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