Los primeros seres humanos que se aventuraron a ir a la meseta del Tíbet, a menudo llamada el “techo del mundo”, se enfrentaron a uno de los ambientes más brutales que nuestra especie puede soportar. A una altura media de más de 4 mil 500 metros, es un lugar frío y árido con la mitad del oxígeno presente al nivel del mar. La ciencia ha sostenido por mucho tiempo que los seres humanos no pusieron sus pies en este lugar hasta hace 15 mil años, según sugiere la evidencia arqueológica del asentamiento más viejo que se conoce, en la franja noreste de la meseta a 3 mil metros sobre nivel del mar. Pero ahora nuevos datos genéticos indican que esto pudo haber ocurrido mucho antes, posiblemente desde la última era glacial, hace 62 mil años.
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