El kilogramo es una reliquia de 127 años. Se trata del último patrón del Sistema Internacional de Unidades que aún consiste en un objeto físico: un cilindro de platino e iridio del tamaño de una pelota de golf, guardado a cal y canto en la Oficina Internacional de Pesos y Medidas de París bajo tres campanas de vidrio y a temperatura controlada. La menor cantidad de polvo, humedad o grasa de las yemas de los dedos, así como la mínima expansión o contracción, podrían alterar la masa del cilindro. En realidad, el llamado Le Grand K se encuentra tan bien protegido que los encargados de su custodia solo lo sacan cada 40 años para compararlo con otros prototipos de todo el mundo. Pero, aun así, resulta imposible determinar si los cambios se deben a que Le Grand K ha perdido masa o a que una de sus copias la ha ganado por efecto de la contaminación.
Leer más