En el Ártico, los inuit, conocidos popularmente como esquimales, están muy bien adaptados al frío intenso y a una dieta predominantemente marina. Después del primer análisis genómico de la población de los inuit de Groenlandia, cuyos resultados se presentaron públicamente en 2015, los científicos han examinado más minuciosamente una región del genoma que contiene dos genes en particular. Se cree que dicha región es esencial para la adaptación al frío al generar calor a través de un tipo de grasa corporal específico, y ya se la consideraba previamente una candidata para explicar la adaptación de los inuit al hostil clima ártico.
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