Los altos niveles de glucosa en sangre afectan paulatinamente los nervios de todo el cuerpo, problema que médicamente se denomina neuropatía diabética y que deriva en el muy temido dolor neuropático.
Los especialistas médicos en la atención del dolor se identifican como algólogos y refieren que una las mayores dolencias que el ser humano pueda experimentar es justamente el dolor neuropático. Éste es explicado por la doctora Rocío Guillén Núñez, especialista del Instituto Nacional de Cancerología, como el desgaste de la capa externa que protege a los nervios periféricos, llamada mielina, dejando expuesto por secciones el “conducto” por el que se transmite información eléctrica a través del cuerpo. La causa más común de lo anterior es la falta de control en el exceso de glucosa en sangre.
“La glucosa desgasta la mielina hasta que deja `hoyitos´ y el impulso eléctrico no tiene protección, por eso se producen calambres y sensación de toque eléctrico, ardor o picazón, o de que le caminan hormigas por la piel, pudiendo llegar a entumecer o adormecer ciertas partes del cuerpo”, puntualiza la algóloga.
El daño es paulatino y afecta la función de los nervios en brazos, piernas, pecho, abdomen, en vertebras (por donde se ubica la médula espinal) o al interior de la bóveda craneal. Es así que quienes han experimentado el dolor neuropático señalan que por su intensidad y frecuencia imposibilita tener una vida normal.
La doctora Guillén Núñez lamenta que haya pacientes que consideran normal la presencia del dolor, y que lo manifiestan hasta que ya no aguantan el ardor, picazón, sensación de frío y calor excesivos que forman parte del cuadro clínico neuropático.
“Quienes experimentan dolor durante años ha creado todo su sistema de vida en torno a él, y ello no quiere decir que así deban vivir. El dolor neuropático no debe ser discapacitante, de manera que quien decida dejarlo atrás debe recibir terapia psicológica, y la ayuda de otras disciplinas, como yoga o técnicas de autorrelajación, para aprender a vivir sin la dolencia”, enfatiza la doctora Guillén Núñez.
Por otra parte, los especialistas en su tratamiento cuentan con la alternativa de prescribir fármacos que tratan de volver a la normalidad al sistema nervioso, como los neuromoduladores.
Finalmente, es importante destacar que existen las llamadas “clínicas del dolor”, entidades en las que se recibe a pacientes con malestar incontrolable y donde el tratamiento convencional no les ha ayudado. En este lugar se evalúa el diagnóstico del enfermo y se implementan medidas para darle solución.
La Asociación Mexicana para el Estudio y Tratamiento del Dolor señala que 4.5 por ciento de la población de nuestro país sufre algún tipo de dolor neuropático. (Agencia ID)