Un investigador de la Universidad del Mar (UMar), en Puerto Ángel, Oaxaca, probó exitosamente en cultivos de tomate y espinaca el uso de un microorganismo encapsulado en un biopolímero. La combinación de ambos da como resultado un bioproducto que ayuda en el crecimiento del cultivo y también le brinda protección ante algunos patógenos, además de que resulta más económico que compuestos similares en el mercado.
El microorganismo elegido es una cianobacteria, conocida como alga verde azulada, misma que tiene la cualidad de liberar oxígeno y amonio a partir de su acción fotosintética, y participa en la fijación en el suelo de nitrógeno que obtiene de la atmósfera que puede ser aprovechado por las plantas y algunos microorganismos presentes en el suelo y que son benéficos para el.
A su vez, las perlas del biopolímero se fabrican a partir de un alginato que se obtiene de macroalgas, quitosano que se extrae de la estructura de algunos crustáceos y acrilato que tiene la cualidad de guardar 500 veces su peso en agua y se vuelve a hidratar cuando hay lluvia.
“Por experimentos previos sabemos que la cianobacteria fija el nitrógeno del atmosférico y lo libera en el suelo del cultivo para que la planta lo aproveche. Sin embargo, cuando se vierte de manera libre al suelo está expuesta a la radiación UV, a cambios de temperatura atmosférica, a la acidez del terreno y a otros factores que pueden afectar su efectividad, por eso se pensó en encapsularla”, así lo informa Andrés Francisco Martínez Rosales, doctorante en ciencias ambientales por la UMar y quien es líder del proyecto científico.
El especialista agrega que el producto brinda al suelo nitrógeno por la cianobacteria y el biopolímero aporta una fuente de carbono a fin de que haya materia orgánica disponible, esto es benéfico para la estructura del suelo y otras variables físico-químicas. “Hemos probado en suelos con baja fertilidad y la contribución ha sido importante, de manera que queremos proponerlo como biorremediador y no solo biofertilizante.
“El producto, en trámite de patente, es más barato que los biofetilizantes que se ofrecen en el mercado actualmente, porque la producción de la cianobacteria no requiere mucha inversión y la fabricación de biopolímeros es barata, ya que se obtiene de un producto de desecho”, establece el biotecnólogo originario de Chihuahua.
De las pruebas hechas en tomate se ha evaluado también la cantidad de grados brix, los cuales determinanla cantidad de dulzor del fruto. Esto resulta muy importante para venderlo en fresco, debido a que al existir más grados brix resulta atractivo para algunas procesadoras de alimentos para no utilizar más endulzante en sus procesos de producción. El resultado fue que se disminuyeron los costos de la fertilización y se obtuvieron resultados por encima de la media del dulzor del tomate, lo que da un valor agregado a los productores interesados. La propuesta es aplicar en distintos cultivos con diferentes dosis para obtener alimentos y productos de calidad, además de promover el uso sustentable del uso de biofertilizantes y aportar una opción más para la bioremediación de suelos.
En la investigación científica han colaborado investigadores de la UMAR, como los doctores Eustacio Ramírez Fuentes y Ma. Nieves Trujillo Tapia, del Instituto Tecnológico de Tepic el Doctor Jorge Alberto Sánchez Burgos, de la Universidad Autónoma de Chihuahua la Doctora Ofelia Adriana Hernández Rodríguez, y la Doctora Carmen Gomes, de la Texas A&M University.
Parte de este trabajo se presentará en el congreso de la IFT18 en Chicago Illinois en EU el próximo 17 de julio. (Agencia ID)