Tratar de integrar en una sola a las tres leyes que actualmente están directamente relacionadas con ciencia y tecnología e innovación (CTI) en México es uno de los principales errores de la propuesta presentada por Morena al Congreso en febrero pasado, pues cada una tiene una naturaleza muy diferente.
De esta manera lo externó Gabriela Dutrénit Bielous, quien fuera coordinadora General del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT) hasta 2014, ante la pretensión de fusionar en una sola a la ley orgánica de Conacyt, a la de ciencia y tecnología y a la de la biodiversidad.
“En cuanto le preguntas a un jurista, de inmediato te contesta que no se pueden integrar por ser de aspectos tan diferentes”, puntualizó la doctora en Economía de la Innovación.
Durante su participación en las “Mesas de Diálogo desde las Ciencias Sociales sobre la Iniciativa de Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnología”, efectuada en la UNAM, recalcó que Conacyt es un organismo descentralizado y su ley orgánica es una regulación institucional, en tanto que la ley de ciencia y tecnología es un mecanismo instrumental cuyo objetivo es hacer efectivo el compromiso del estado para apoyar a la CTI. En tanto que la ley de bioseguridad es específica de su especialidad.
“La iniciativa no debe ni discutirse, está mal decidida desde sus orígenes”, enfatizó la profesora e investigadora de la UAM. Agregó que si bien la nueva ley plantea espacios de colaboración, no hay participación pública en la toma de decisiones.
La propuesta elimina al FCCyT, a la Conferencia Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, a la participación pública de la junta de Gobierno de Conacyt y los únicos foros que permanecerán son lo que elija la directora del Consejo. “Por eso la iniciativa significa un retroceso enorme, mínimo hasta antes de la ley del 2012, por no decir que hasta antes de la creación de Conacyt en 1970.
“La propuesta es pésima. Es tan mala que dificulta que uno se enfoque en ella. Hasta ahora está detenida porque en los primeros cien días de nuevo gobierno las prioridades eran la guardia nacional y la ley de educación, no la CTI.
“Conacyt coordina la política pero no es el único actor, tiene la rectoría del sector pero están involucradas muchas instituciones, secretarías de estado, de muchos niveles de gobierno federal, estatal y municipal. Entonces la iniciativa reduce el apoyo a solamente Conacyt, es miope al no ver el impacto que puede tener la CTI como contribución a la 4T”.
Subrayó que se puede hacer algo diferente pero a partir de la ley de CTI existente, mejorando lo que no funciona a partir de la experiencia para ser mucho más eficiente.
Para la investigadora, un cambio en la institucionalidad y en la legislación llevará a un periodo de aprendizaje muy grande, y el gobierno quiere resultados rápidos. “No podremos aportar desde nuestro sector a las propuestas de la 4T.
“Es más eficiente seguir con lo que tenemos y mejorarlo para mostrarlo como algo diferente. Hay muchos espacios de mejora que pueden diferenciar este gobierno de los anteriores pero que recojan la experiencia de lo que se ha hecho”.
La doctora Dutrenit Bielous hizo mención que la actual ley de ciencia y tecnología es susceptible de mejoras, por ejemplo, al buscar más participación en el Consejo General por parte de los estados y no solo a través de la Rednacecyt.
Asimismo, destacó la presencia de un suplente del presidente de la República cuando éste no pueda participar de las reuniones del mismo Consejo General, hecho que generó distanciamientos en los sexenios de Fox y Calderón entre la comunidad científica y el primer mandatario.
“De forma más radical podríamos pensar que quien dirija el Consejo General sea propuesto por el presidente y aprobado por el Congreso, como sucede con los órganos autónomos”. (Agencia ID)