Tras sufrir un golpe en la pierna derecha, el futbolista mexicano y capitán de la Selección Nacional Andrés Guardado fue programado para cirugía el miércoles 16 de mayo para ser intervenido por un atrapamiento del nervio peroneo derecho. La operación fue un éxito, y de acuerdo a un comunicado oficial se realizó un lavado quirúrgico y una descompresión del mencionado nervio.
El mediocampista inició rehabilitación física y el lunes 28 de mayo empezó a realizar futbol en la cancha bajo las órdenes del preparador físico. El tiempo de recuperación fue contrarreloj y Andrés Guardado debutó en el Mundial Rusia 2018 ante Alemania el domingo 17 de junio, apenas un mes y un día después de haber sido intervenido.
Médicamente, lo que el jugador sufrió fue un atrapamiento del nervio peroneo que pasa por la parte posterior de la cabeza del peroné, al parecer ocasionado por algún golpe que le originó un hematoma y el nervio quedó atrapado en medio de la sangre, por lo cual hubo que liberarlo. A los 31 años, Andrés Guardado juega totalmente recuperado su cuarto Mundial de Futbol.
“La mayoría de las lesiones de ligamentos, meniscos o fracturas se recuperan al cien por ciento y los pacientes regresan al mismo nivel que tenían antes”, puntualiza María Cristina Rodríguez Gutiérrez, directora de la Dirección de Medicina del Deporte de la Dirección del Deporte Universitario de la UNAM.
En la actualidad, ya no se inmoviliza por periodos largos a jugadores tras cirugías de rodilla y de tobillo con férulas o rodilleras mecánicas. Por el contrario, los pacientes acuden a terapias para que se muevan prácticamente al día siguiente de la intervención.
Destaca la especialista que las terapias de esta manera propician que la recuperación sea más rápida y fácil, pero también hace que tanto flexión como extensión se recuperen rápidamente, que no se pierda mucha masa muscular y que los deportistas regresen y hagan exactamente lo que hacían antes de lesionarse.
Hoy en día son muy pocas las lesiones que pueden provocar que un deportista se retire de su práctica de por vida, por ejemplo, por el traumatismo de algún nervio o alguna fractura multifragmentaria que no logre reducirse adecuadamente.
Las lesiones más frecuentes son las musculares con el 30 por ciento de incidencia. Hay diferentes grados, las miofibrilares o de primer grado; de segundo grado, cuando la mitad del músculo está roto y aparece un hematoma; y de tercer grado, cuando se rompe totalmente el músculo y se puede palpar un defecto en éste.
Le siguen otros daños como contusiones, esguinces, luxaciones y fracturas; sin embargo, se cree que la mayoría de las lesiones son en rodilla y tobillo, pero no es necesariamente así.
En el futbolista los daños suelen ser en los músculos de las piernas: cuádriceps e isquiotibiales, que son el conjunto de músculos situados en la parte delantera y anterior del muslo, respectivamente. “La parte más susceptible en lesiones musculares es donde termina el músculo y comienza el tendón; es decir, la unión miotendinosa, la zona más susceptible de ruptura”, refiere la especialista en Medicina de la Actividad Física y Deportiva.
Una de las principales causas por la que se presentan lesiones en futbolistas es un insuficiente calentamiento que no permite al músculo alcanzar marcas máximas, por lo que recomienda que sea progresivo, prolongado y adaptado.
Otra razón puede ser la baja temperatura durante la práctica deportiva, que puede ocasionar espasmos capilares o modificaciones de elasticidad muscular que dificulten la contractibilidad.
Asimismo, son factores que desatan lesiones la poca atención al equilibrio entre los músculos agonistas y los antagonistas, así como un entrenamiento insuficiente, por agotamiento muscular, el cual suele presentarse a finales de temporada. (Agencia ID)