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Un experimento de 20 años avala repoblar bosques tropicales talados

Un experimento de veinte años de duración ha revelado que la replantación activa supera a la recuperación natural en la restauración de bosques tropicales talados.

Otra conclusión es que cuanto mayor es la diversidad de especies arbóreas replantadas, más rápidamente se recuperan el área de dosel y la biomasa.

Los resultados, publicado en la revista en la revista ‘Science Advances’, subrayan la importancia de preservar la biodiversidad en los bosques vírgenes y restaurarla en los bosques talados.

Las observaciones por satélite de uno de los mayores experimentos ecológicos del mundo en la isla de Borneo han revelado que la replantación de bosques talados con diversas mezclas de plántulas puede acelerar significativamente su recuperación.

El experimento fue puesto en marcha por el profesor Andy Hector, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), y sus colegas hace más de veinte años en el marco de la SE Asia Rainforest Research Partnership (SEARRP). En él se evaluó la recuperación de 125 parcelas diferentes en una zona de bosque tropical talado que se sembraron con distintas combinaciones de especies arbóreas.

Los resultados revelaron que las parcelas replantadas con una mezcla de 16 especies arbóreas autóctonas mostraban una recuperación más rápida del área del dosel y de la biomasa arbórea total, en comparación con las parcelas replantadas con 4 o sólo 1 especie. Sin embargo, incluso las parcelas que habían sido replantadas con 1 especie arbórea se recuperaban más rápidamente que las que se habían dejado restaurar de forma natural.

El científico principal del estudio, el profesor Andy Hector, del Departamento de Biología de la Universidad de Oxford, explica que el estudio “demuestra que la replantación de bosques tropicales talados con diversas mezclas de especies arbóreas autóctonas consigue múltiples beneficios, acelerando la restauración de la cubierta arbórea, la biodiversidad e importantes servicios ecosistémicos como el secuestro de carbono”.

Según los investigadores, una de las razones más probables de este resultado es que las distintas especies arbóreas ocupan diferentes posiciones, o “nichos”, dentro de un ecosistema. Esto incluye tanto las condiciones físicas y ambientales a las que se adapta la especie como su interacción con otros organismos.

Como resultado, las mezclas diversas se complementan entre sí para aumentar el funcionamiento general y la estabilidad del ecosistema. Por ejemplo, algunas especies de árboles tropicales son más tolerantes a la sequía porque producen una mayor cantidad de sustancias químicas protectoras, lo que confiere al bosque capacidad de recuperación en épocas periódicas de escasez de lluvias.

El profesor Hector añade que “tener diversidad en un bosque tropical puede compararse a un efecto de seguro, similar a tener una estrategia financiera de carteras de inversión diversas”.

A su vez, una mezcla diversa de árboles puede sustentar una gama mucho más amplia de vida animal. Por ejemplo, los cálaos necesitan árboles maduros con huecos donde las hembras puedan anidar.

Los bosques tropicales cubren sólo el 6% de la superficie terrestre del planeta, pero albergan alrededor del 80% de las especies documentadas del mundo (WWF) y actúan como importantes sumideros de carbono.

Sin embargo, estos hábitats críticos están desapareciendo a un ritmo alarmante, principalmente debido a la tala para obtener madera y la conversión a plantaciones de aceite de palma. Entre 2004 y 2017, se perdieron 43 millones de hectáreas de bosques tropicales, una superficie similar a la de Marruecos (WWF).

Restaurar los bosques tropicales talados es un componente crucial de los esfuerzos para hacer frente tanto a la crisis natural como a la climática. Sin embargo, hasta ahora no estaba claro si la mejor forma de lograrlo era dejar que los bosques se restauraran de forma natural (utilizando semillas latentes en el suelo) o mediante una replantación activa.

Para investigar esta cuestión, los investigadores colaboraron con socios locales para crear el Experimento de Biodiversidad de Sabah en 500 hectáreas de bosque talado en el estado malasio de Sabah, en la isla de Borneo.

Se dividieron en 125 parcelas experimentales que se dejaron recuperar de forma natural o se plantaron con mezclas de 1, 4 o 16 especies de árboles que suelen ser objeto de tala. Entre las 16 especies había varias en peligro de extinción y la especie de árbol tropical más alta del mundo (‘Shorea faguetiana’), que puede alcanzar más de 100 m de altura. Los primeros árboles se plantaron en 2002, y en los años siguientes se plantaron casi 100.000 en total.

La recuperación de las parcelas se evaluó aplicando modelos estadísticos a imágenes aéreas captadas por satélite. Al cabo de unos años, se vio que las que tenían 1 especie se recuperaban peor que las plantadas con una mezcla de 4 especies, y que las enriquecidas con 16 especies eran las que mejor se recuperaban de todas.

El autor principal, Ryan Veryard, que analizó los datos como parte de su doctorado en la Universidad de Oxford, señala que “es importante destacar que nuestros resultados muestran que los bosques talados pueden recuperarse siempre que no se conviertan a usos agrícolas como la plantación de palma aceitera. También subrayan la necesidad de conservar la biodiversidad dentro de los bosques inalterados, para poder recuperarla en las zonas que ya han sido taladas”.

El equipo del Experimento de Biodiversidad de Sabah inicia ahora un nuevo proyecto de tres años financiado por el Consejo de Investigación Medioambiental Natural del Reino Unido para censar todos los árboles supervivientes del experimento.

Esto se combinará con una gama más amplia de métodos de teledetección (incluidos sensores lidar transportados por un helicóptero y sensores más pequeños transportados por drones) para obtener un análisis más completo de la salud de los bosques.

Fuente: europapress.es