¿Te imaginas a un grupo de diminutos robots atravesando el océano bajo la corteza helada de Encélado, una de las lunas de Saturno?
Este escenario podría ser una realidad en el futuro. Algún día, docenas de diminutos robots nadadores podrían atravesar el agua bajo la capa helada de la luna Europa de Júpiter o la luna Encélado de Saturno, en busca de signos de vida extraterrestre. Así lo expone el investigador Ethan Schaler del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, cuyo concepto Sensing With Independent Micro-Swimmers (SWIM) ha recibido 600 000 dólares (unos 586 000 euros al cambio) en fondos de Fase II del programa NASA Innovative Advanced Concepts (NIAC).
“Mi idea es, ¿dónde podemos tomar la robótica miniaturizada y aplicarla en formas nuevas e interesantes para explorar nuestro sistema solar?. Con un enjambre de pequeños robots nadadores, podemos explorar un volumen mucho mayor de agua oceánica y mejorar nuestras mediciones al tener varios robots recopilando datos en la misma área”, explica Ethan Schaler.
Un ejército de criobots
Aunque no se trata de ninguna misión oficial de la NASA sino una misión de concepto, SWIM está orientado al desarrollo de robots en forma de cuña, cada uno de unos 12 centímetros de largo, agrupados por docenas.
Aproximadamente cuatro docenas de ellos podrían caber en una sección de 10 cm de largo de un criobot de 25 cm de diámetro, ocupando solo alrededor del 15% del volumen de carga científica. ¿La ventaja? Que quedaría mucho espacio para instrumentos científicos más potentes pero menos móviles que podrían recopilar datos durante el largo viaje a través del hielo y proporcionar mediciones estacionarias en el océano.
¿Cómo funcionarían estos pequeños robots?
El criobot se conectaría a través de un cable de comunicaciones al módulo de aterrizaje con base en la superficie, que a su vez sería el punto de contacto con los controladores de la misión en la Tierra.
SWIM también permitiría recopilar datos de la batería nuclear ardiente del criobot, en la que se basaría la sonda para derretir un camino descendente a través del hielo. Una vez en el océano, ese calor de la batería crearía una burbuja térmica, derritiendo lentamente el hielo de la parte superior y provocando potencialmente reacciones que podrían cambiar la química del agua.
Según explica el experto, los criobots podrían agruparse en un comportamiento inspirado en los peces o en las bandadas de pájaros, reduciendo así los errores en los datos a través de sus mediciones superpuestas.
Fuente: muyinteresante.es