Puede ser que en el futuro sea cierto que los robots nos quiten el puesto de trabajo. Pero, de momento, parece que hay algunos sectores del mercado laboral dónde las máquinas no resultan más eficaces que un ser humano. Y un buen ejemplo es lo que ha ocurrido en un supermercado escocés que colaboró en un experimento de robótica patrocinado por la BBC. Los responsables del centro comercial contrataron durante un mes los servicios de un robot bautizado con el nombre de Fabio, cuya función era dar la bienvenida a los clientes, e indicarles dónde se encontraban los productos que buscaban.
En un principio, los propietarios del establecimiento pensaron que tener un empleado robótico podía darles buena imagen. Pero las cosas no salieron como esperaban. El principal problema fue que, entre el sonido del hilo musical y el ruido ambiente, Fabio no entendía bien lo que le decían las personas. Y, así, si alguien le preguntaba dónde estaban las cervezas, el robot podía acabar enviándoles al frigorífico dónde estaba la mantequilla.
Además, había clientes que decían que la máquina les daba «mal rollo». El caso es que al final el público trataba de esquivar al pobre Fabio, que intentaba en vano llarmar la atención de los compradores. Por ese motivo, los dueños de la tienda le rebajaron de funciones, y le pusieron a repartir muestras de carne de cerdo. Pero tampoco se mostró muy hábil en esta tarea. Lo que provocó que, al términar el mes, el establecimiento decidiese prescindir de sus servicios.
Eso sí, quienes si sintieron lástima de que se lo llevaran, fueron los trabajadores del supermercado, que le habían cogido cariño. Alguno, incluso, derramó varias lágrimas. «Al principio teníamos miedo de que lo hiera mejor que nosotros», declaró una empleada. «Temíamos que en el futuro pudiera ser un peligro para nuestro trabajo. Pero al final nos acabó dando penita».
Fuente: quo.es