No solo parece un niño, sino que se comporta como tal. «¡Quiero a mi mamá! ¡Quiero irme a casa!», grita con desespero desde la camilla del hospital. Tiene pulso. Llora, sangra y puede sufrir un paro cardíaco en cualquier momento.
Pero no tiene vida. Pediatric Hal es un robot. Uno que está llevando el realismo en medicina a otro nivel.
Fue creado para que estudiantes de pediatría y médicos profesionales practiquen con él todo tipo de operaciones.
La compañía detrás de su creación, Gaumard Scientific -una firma con base en Miami, EE.UU., que comenzó a usar tecnologías en medicina durante la Segunda Guerra Mundial- asegura que es el «simulador de pacientes pediátricos más avanzado del mundo».
Pero su aspecto puede resultar algo inquietante.
Los ingenieros de Gaumard Scientifica, sin embargo, dicen que es «decepcionante» que haya gente que lo encuentre aterrador, y a que ninguno de los médicos que trabajan con él les pareció que así sea.
Este es su aspecto:
«Aprendizaje inmersivo»
Pediatric Hal funciona a través de una serie de «experiencias de aprendizaje inmersivas», explican sus creadores.
Es capaz de simular emociones humanas como el asombro, el miedo, la ira, la preocupación, la ansiedad y, sobre todo, el dolor (llanto y gritos incluidos).
Los médicos pueden usar monitores reales para medir sus niveles de glucosa, su ritmo cardíaco o resucitarlo en caso de emergencia. También pueden intubarlo, sacarle sangre o darle puntos de sutura.
«Somos humanos. La medicina es estresante… si podemos practicar y ensayar en un entorno simulado, entonces cuando nos enfrentemos a una situación real estaremos mucho mejor preparados», explicó en una entrevista televisada la doctora Jen Arnold, directora médicas de Simulaciones en Johns Hopkins All Children’s Hospital, un hospital pediátrico ubicado en St. Petersburg, Florida, Estados Unidos.
«Yo hice mis primeras pruebas de emergencia con un bebé de verdad… imaginen lo estresante que es eso», añadió.
Pediatric Hal «está diseñado para diagnosticar, tratar y comunicarse con pacientes jóvenes en casi todas las áreas clínicas», asegura Gaumard Scientific en su sitio web.
Los científicos describen el sistema de este niño-robot como «un nuevo nivel de interacción» a través de comunicación verbal y no verbal que funciona, sobre todo, con expresiones faciales (una docena en total).
También produce movimientos oculares «muy realistas» y sonidos «de alta fidelidad» del corazón, los pulmones o las vías respiratorias.
Pero, ¿por qué un niño?
«Los pacientes pediátricos presentan retos únicos para estudiantes y profesionales. Los niños no son adultos en miniatura; la manera en que procesan información, cómo funciona su cuerpo, cómo responden a los medicamentos y cómo se comunican es muy diferente», dice la compañía en su sitio web.
El Hospital infantil Lucile Packard, de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, está usando por primera vez esta tecnología. Es el primer hospital en el que se prueba este simulador para casos de emergencia.
¿Demasiado realista?
Todas las expresiones y movimientos de Pediatric Hal fueron creados a través de un software y «algoritmos avanzados».
El sistema operativo se llama UNI e incluye una base de comportamientos y respuestas ante los distintos escenarios que pueden ocurrir durante una operación o situación de emergencia.
Gaumard Scientific tuvo que reducir un poco el nivel para que no fuera «demasiado traumático» para los estudiantes y médicos que lo utilizan. Por eso sangra si le hacen un análisis, pero no puede morir desangrado, y no tiene complementos como cabello humano.
De la camilla al bisturí
Esta no es la primera vez que se usan este tipo de tecnologías en medicina.
La realidad virtual o el aprendizaje profundo están abriendo todo un nuevo campo de posibilidades en la industria sanitaria.
«Estas nuevas herramientas para hacer simulaciones nos permiten evitar poner en riesgo a personas de verdad», dijo Arnold.
En los próximos años se esperan todavía más avances en inteligencia artificial que «revolucionarán el mundo de la robótica».
«Así que puede que un día veamos a robots ejecutando operaciones de cirugía, con humanos que los asistan y monitoreen», le dijo a la BBC Howard Kynaston, profesor de urología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Cardiff, Gales, Reino Unido.
Los robots pasarían entonces de pacientes a doctores.
«Y parece una cuestión lejana en el tiempo», continúa Kynaston, «pero es posible que pronto nos hagan la siguiente pregunta cuando lleguemos al hospital: «‘¿Prefiere que le opere un robot o un humano?'».
Fuente: BBC