Google Maps se basa en varios elementos como las imágenes vía satélite, los datos oficiales y un equipo humano de verificación para que su servicio sea preciso y pueda ayudar a los usuarios ubicarse en los lugares más de la manera más aproximada posible.
La aplicación de navegación de Google está construida de una manera cuidada y cada capa es esencial para la información que ofrece sea la correcta. La primera capa se basa en la información que recoge vía satélite y con la herramienta Street View, que han permitido saber dónde se ubican las carreteras, edificios, direcciones y negocios en una región, además de otra información importante tales como las distancias entre lugares o los límites de velocidad de las calles.
Street View, en concreto, lleva activo desde 2007 y permite a los usuarios explorar lugares tan remotos como el Antártida o la cima del Kilimanjaro. A través de vehículos y colaboradores de Google, se han recopilado más de 170.000 millones de imágenes de 87 países, y el nuevo ‘trekker’, que está equipado con sensores de mayor resolución y apertura, ha mejorado de una manera notable la calidad de las imágenes capturadas.
La segunda capa se compone de la información que se recolecta de más de mil fuentes fiables de todo el mundo, como el Servicio Geológico de los Estados Unidos y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México, o la procedente de un municipio, una ONG o una promotora de viviendas.
Estos datos se emplean para desarrollar cartografías correctas y planos que sean lo más próximos a la realidad. Además existe una función disponible para las gobiernos estatales y locales para mantener la información publicada actualizada y correcta, que les permite añadir nuevas carreteras o construcciones públicas como puentes.
Un tercer nivel de trabajo lo compone del equipo humano, que verifica y revisa todos los datos, imágenes y fuentes para conseguir la mayor fiabilidad y precisión posible. El equipo de Google Maps es el encargado de contrastar fuentes e informaciones externas, para comprobar su credibilidad.
Además, el carácter interactivo de Google Maps permite que la comunidad de guías locales y los usuarios puedan actualizar la información registrada en los herramientas de tráfico, como los radares o la fluidez y el estado del transporte público.
Google está constantemente desarrollando tecnología para mejorar el servicio de Maps y el aprendizaje automático es uno de los terrenos en los que están experimentando. Anteriormente, empleaban un algoritmo para determinar si parte de un área era un edificio, pero este resultaba en lo que la compañía denominaba «edificios borrosos o difusos».
Un equipo de operaciones de datos de la empresa rastreó los contornos de los edificios de forma manual, y después utilizaron esta información para enseñar a los algoritmos de aprendizaje automático qué imágenes correspondían con los contornos y las formas reales de los edificios. Esta técnica ha acelerado el proceso a pasos agigantados, de tal manera que han mapeado en un año la misma cantidad de edificios que en los diez anteriores.
Fuente: antena3.com