Los niños crecen deprisa, muy deprisa. Y tanto estirón dispara los gastos de comprarles ropa. Pero este desembolso extra de las familias no es el único problema: también están las toneladas de residuos que genera la industria que fabrica estos modelitos y que, en muchas ocasiones, se tiran casi sin estrenar.
Aquí entra Ryan Mario Yasin, máster en Diseño de Ingeniería del Royal College of Art de Londres. Cansado de la tiranía de la fast fashion, utilizó su experiencia personal y sus conocimientos en ingeniería aeronáutica para crear Petit Pli, una línea de ropa infantil sostenible. Es decir, que crece a la vez que los niños que la utilizan.
Su secreto es una estructura plisada, inspirada en la ancestral técnica japonesa del origami, que se extiende a modo de acordeón para ajustarse cómodamente desde los cuatro meses hasta los tres años.
«Cuando conocí a mi sobrino meses después de que naciera, vi que la ropa que le había comprado ya no le servía», explica Yasin por correo electrónico sobre el origen de su invento. «Fue entonces cuando me di cuenta de que se necesitaba ropa con la misma talla para todos los años».
Los materiales que se utilizan para su fabricación son ultra ligeros, suaves, impermeables y transpirables. Una mezcla de fibras sintéticas, en trámite de ser patentada, que permite que los pliegues sean permanentes y que las prendas incluso se puedan lavar en la lavadora y con agua fría. Justo lo que necesitan estos pequeños atletas de élite, que suelen crecer hasta siete tallas en sus primeros dos años. «El diseño se transforma activamente con el movimiento del niño, sin que sean formas voluminosas ni restrictivas», asegura el inventor. «Las hemos probado repetidas veces con padres e hijos con excelentes resultados».
Por el momento, sólo confeccionarán ropa funcional para el día a día, como chaquetas y pantalones a prueba de la lluvia y el viento. Pero su equipo ya está trabajando en el diseño de nuevas prendas para ampliar la oferta de modelos y estilos.
A sus 24 años, la idea le acaba de proporcionar a Yasin el prestigioso premio de diseño James Dyson 2017 en Reino Unido. Este galardón, además de una inyección de 2.200 euros para su proyecto, le dará acceso a la ronda internacional , donde optará al premio final, de unos 35.000 euros. Según él, esto le permitiría «seguir invirtiendo en I+D para ofrecer el mejor producto en términos de diseño y calidad».
Además de mitigar los efectos de la moda de usar y tirar, el nuevo diseñador pretende que, a largo plazo, la ropa combine los precios competitivos con «la calidad, la ética y el diseño inteligente», además de «contribuir a criar a una nueva generación con valores menos consumistas». Aunque pretende centrarse en modelos unisex para bebés y niños también está desarrollando prototipos de prendas para adultos. Perfecto para cuando crezcamos a lo ancho.
Fuente: elmundo.es