Erlantz Lizundia, profesor de la Escuela de Ingeniería de Bilbao y uno de los autores de la investigación, nos explica que estas baterías constituyen una alternativa a las convencionales de litio ya que utilizan materiales sostenibles y baratos
Investigadores de la UPV/EHU en Bilbao han demostrado que la ciencia y la tecnología pueden unirse para crear una solución sustentable y revolucionaria. Su último hallazgo, una batería compostable que puede cargarse más de 10,000 veces, tiene el potencial de cambiar para siempre la manera en que entendemos y usamos la energía.
Desafiando las normas: una batería compostable
Lo que hace a esta batería realmente excepcional es su capacidad para ser compostada. Creada a partir de materiales naturales como la celulosa y un pegamento que los moluscos utilizan para adherirse a las rocas, esta batería puede desecharse en el contenedor marrón sin causar daño al medio ambiente.
Erlantz Lizundia, profesor de la Escuela de Ingeniería de Bilbao y uno de los autores de la investigación, señala que el objetivo era desarrollar una alternativa sostenible y barata a las baterías convencionales de litio, que a menudo causan daños significativos al medio ambiente durante su disposición.
Batería para el futuro: 27 años de vida útil
Pero la batería compostable no es solo amigable con el medio ambiente, sino que también es increíblemente duradera. Según Lizundia, la batería puede cargarse todos los días durante 27 años, un logro sorprendente que supera con creces la vida útil de muchas baterías contemporáneas. Esta capacidad sin precedentes para retener y liberar energía podría ser un cambio de juego en la industria de la energía.
El siguiente paso: masificación y aplicación práctica
Con una batería que puede durar casi tres décadas y se puede compostar de manera segura, los investigadores de Bilbao han desafiado lo que pensábamos que era posible en términos de tecnología de energía. Pero este es solo el comienzo. El siguiente paso será averiguar cómo llevar esta tecnología al mercado de masas y cómo se puede aplicar en situaciones prácticas. Después de todo, una batería es solo tan útil como los dispositivos que puede alimentar.
En un mundo donde la sostenibilidad y la eficiencia energética están cada vez más en el centro de atención, este avance podría tener implicaciones significativas. Podría cambiar la forma en que alimentamos nuestros dispositivos, reducir la cantidad de residuos tóxicos que producimos y ayudarnos a avanzar hacia un futuro más ecológico y sostenible.
En resumen, el descubrimiento de los ingenieros vascos podría muy bien ser el futuro de las baterías: compostables, duraderas y eficientes. Y todo gracias a un poco de celulosa, un poco de pegamento de molusco y una buena dosis de ingenio vasco.
Fuente: eitb.eus