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Ingenieros de la NASA ya tienen casi listo un avión supersónico y sigiloso en busca de vuelos comerciales a la velocidad del sonido

El avión supersónico X-59 de la NASA ha realizado con éxito pruebas en tierra que simulan condiciones de vuelo, acercándolo a lograr vuelos silenciosos a velocidad Mach

El avión supersónico X-59, desarrollado por la NASA, ha superado con éxito una serie de rigurosas pruebas en tierra que simulan condiciones de vuelo real sin necesidad de despegar. Este avión experimental de la NASA, parte central de la misión Quesst, se acerca a lograr vuelos supersónicos sin estampido. Con una tecnología diseñada para eliminar el clásico “boom” sónico, el proyecto busca revolucionar el transporte aéreo sobre zonas habitadas.

En pruebas recientes, los ingenieros activaron todos los subsistemas del X-59 para verificar su funcionamiento coordinado. Yohan Lin, ingeniero jefe de aviónica, explicó que el objetivo fue “hacer que el avión crea que está volando”. Se inyectaron fallos simulados en los controles para probar la respuesta de los sistemas, y los resultados confirmaron una reacción precisa. Estas simulaciones, conocidas como aluminum bird, representan una de las etapas clave antes de que la nave realice su primer despegue.

¿Cómo fue la simulación de vuelo de la NASA?

Las pruebas en tierra del X-59 permitieron validar el rendimiento del sistema de vuelo en condiciones controladas. Durante estas sesiones, los pilotos ensayaron maniobras reales mientras el avión permanecía fijo. La estrategia incluyó pruebas de fallos deliberados en los controles para evaluar la capacidad de respuesta de los sistemas automáticos.

Además, el equipo evaluó la compatibilidad electromagnética, exponiendo el X-59 a señales de radar y transmisores activados desde un F-15D de investigación. Ningún sistema del avión registró interferencias. Esta fase, conocida como prueba fuente-víctima, resultó esencial para garantizar que los componentes electrónicos trabajen sin conflictos, un aspecto crítico dada la complejidad del aparato.

El potente motor del X-59

Otro avance fundamental fue la validación del General Electric F414 motor, una versión adaptada del que se utiliza en cazas F/A-18. La prueba se dividió en tres etapas, desde el encendido al ralentí hasta los llamados throttle snaps, cambios bruscos de empuje. Según Raymond Castner, líder de propulsión en el Centro Glenn de la NASA, “los niveles de vibración y flujo de aire fueron los esperados”.

Este motor, capaz de generar hasta 22.000 libras de empuje, está montado en la parte superior del fuselaje, una decisión de diseño que reduce significativamente la propagación de las ondas de choque hacia el suelo. A cambio, el piloto no cuenta con visión frontal directa, lo que ha llevado a incorporar un sistema de cámaras en lugar de ventanilla, otro rasgo distintivo del diseño del X-59.

La misión Quesst

La misión Quesst es el corazón del programa. Su objetivo es demostrar que los vuelos supersónicos sin estampido son técnicamente posibles y, sobre todo, aceptables para el público. Para ello, la NASA planea sobrevolar comunidades estadounidenses y recopilar datos sobre la percepción del boom sónico reducido, que se asemeja más a un golpe sordo que al estruendo característico de los jets supersónicos. Esto podría cambiar la normativa que, desde hace más de 50 años, impide vuelos supersónicos comerciales sobre zonas habitadas.

Todo en el diseño apunta a esta meta: un fuselaje alargado del X-59, un perfil aerodinámico optimizado, el motor sobre el fuselaje, y un sistema de control de velocidad avión experimental que estabiliza la aeronave automáticamente, aliviando la carga del piloto en situaciones críticas. Cathy Bahm, directora del proyecto, señaló que cada fase se evalúa con el fin de obtener la certificación de vuelo sin comprometer la seguridad.

Fuente: larepublica.pe

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