Se ha demostrado en los últimos años, que el entretenimiento interactivo que marca a nivel mundial, son los videojuegos. Los denominados gamers han encontrado en esta actividad, su opción de ocio predilecta, pero lo cierto es que deben centrarse en otros aspectos más allá de lo que engloba estrictamente el juego en sí.
La limpieza de todos sus dispositivos tecnológicos debe ser una rutina más en su día a día, puesto que, con esta simple acción, su consola y accesorios estarán libres de moho y hongos.
Parece que sea una afirmación fruto de la ciencia ficción, pero nada más lejos de la realidad. Hongos, bacterias de todo tipo y moho se ocultan y crecen en consolas y mandos, poniendo en riesgo la salud de todo jugador que se precie, si se expone de forma continuada a grandes niveles de estos seres vivos inapreciables.
Basta con echar un vistazo a la Play Station, consola más vendida del planeta, a través de los ojos y las conclusiones de un reciente estudio del casino Betway. La creación de Sony tiene una media de 190 unidades formadoras de colonias, la cifra más alta de todos los dispositivos. De no poner cota a esta suciedad, esos habitantes pueden llegar a las 650 unidades. Una cifra mucho más alta de bacterias de las que se pueden establecer en un mueble de cocina o en el asiento del inodoro.
Por su parte, este análisis recoge a la Xbox como la consola más pulcra. La media de 62,5 unidades formadoras de colonias es dos veces más de lo que se encuentra en un retrete, lo que permite contemplar el uso que se usa de estos dispositivos de juego.
Si ponemos el foco en la consola portátil por excelencia, la Nintendo Switch. Cifra en 55 las unidades de colonias que cuenta en sus mandos, superando con creces los seres vivos convivientes en enseres de baño y cocina.
A tenor de todos estos datos, la limpieza asidua de las consolas debe instaurarse en el día a día como una acción cotidiana más.