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Sí, esta es la réplica de juguete de R2-D2 que andabas buscando cuando eras pequeño

Sí, esta es la réplica de juguete de R2-D2 que andabas buscando cuando eras pequeño

Como millones de niños de mi edad, R2-D2 es uno de mis personajes favoritos de la trilogía original de Star Wars. Desgraciadamente, el fiel compañero de Luke estaba en una galaxia muy, muy lejana de la de los juguetes de la época. 30 años después, sigo buscando mi propio R2, y creo que por fin lo he encontrado.

Hace un par de años, Sphero puso en práctica su experiencia en juguetes de radiocontrol para traernos una réplica de BB-8. El juguete de The Force Awakens se convirtió en un éxito tan brutal que permitió a la compañía comenzar a diseñar robots más complejos que su conocida esfera.

Más recientemente, Sphero lanzó una genial réplica animada de Rayo McQueen, el coche protagonista de las películas de Cars. Ahora, para ir calentando la máquina del hype de cara al estreno de The Last Jedi, Sphero lanza uno de los juguetes más divertidos que he visto últimamente.

El R2D2 de la compañía solo mide 17 cm de alto. Seguramente muchos lamentarán que no exista una versión de tamaño real, pero también debe ser práctico. Apenas tengo espacio para una aspiradora robot como para pensar en un droide del tamaño de un bidón de petróleo. Con el tamaño que tiene puede estar en el escritorio todo el día sin molestar.

Por otra parte, un robot de tamaño real sería mucho más caro, y 180 dólares está en el límite de lo que la mayor parte de personas están dispuestas a pagar por un juguete. Sí, la réplica de R2 es más cara que la de BB-8. No hay forma de maquillar ese dato, pero Sphero se ha tomado muchas molestias para hacer la réplica lo más parecida a la realidad posible.

Hablando de tamaños, la escala del BB-8 de Sphero encaja con la de R2-D2 y la que conocemos de las películas. Dentro de R2, sin embargo, hay cuatro motores independientes para dar vida al robot. Uno de ellos mueve la cabeza, otros dos son los que impulsan las dos patas traseras, y un cuarto mueve los hombros y la pata retráctil delantera.

En lugar de ruedas en los pies, el juguete tiene bandas tipo oruga como las de los tanques que le dan una movilidad muy superior a la de unas ruedas en todo tipo de superficies lisas o rugosas. La tercera pata, curiosamente, es solo un apoyo. No tiene rueda. En un principio pensé que esto iría en detrimento de su movilidad, pero es al revés. El juguete usa superficie como apoyo para realizar giros y vueltas cerradas muy rápidamente.

La réplica es altamente maniobrable. Más incluso que los robots previos de la compañía. En parte es porque es fácil saber hacia donde está mirando, pero también se debe a mejoras en la aplicación para smartphones. El joystick virtual, por ejemplo, se reposiciona para centrarse bajo nuestro dedo aunque movamos este.

Preferiría un mando dedicado en vez de mi smartphone, pero la aplicación tiene algunas ventajas como la posibilidad de automatizar ciertos gestos y animaciones, o la de establecer rutas para que R2 las siga. Los sensores del robot también reaccionan a las películas de Star Wars como The Force Awakens o Rogue One. Es la excusa perfecta para verlas una vez más.

Aunque conducirlo es divertido, son los pequeños detalles de este robot los que harán que se quede en tu mesa para siempre. Tiene más elementos incluso que algunas réplicas completamente estáticas. La cabeza, por ejemplo, tiene todas las luces y paneles luminosos que vemos en su contrapartida fílmica. Sphero ha estudiado los movimientos del personaje en las películas fotograma a fotograma para replicarlos de la manera más realista posible, y ha hecho un trabajo excelente.

La pata retráctil también da muchísimo juego. No solo se activa y desactiva igual que en el cine, sino que permite animaciones como cuando camina torpemente o cuando cae después de que los Jawas lo electrocuten. El juguete garantiza que cualquier adulto de cuarenta años que sea fan de la saga sonría como un niño de diez al verlo.

Hasta el cable de carga que viene con la figura es de un tono cobrizo a juego con los cables del modelo real. Es un detalle nimio, es cierto, pero da una idea del nivel de amor que han puesto en el juguete y justifica que la réplica cueste 180 dólares.

Solo he tenido la oportunidad de pasar media hora jugando con el R2-D2 de Sphero en su debut, pero ha sido tiempo más que suficiente como para que me rompiera el corazón despedirme de él. Algún día tendré el dinero y la excentricidad como para mandar construir una réplica a tamaño real de miles de dólares. Hasta entonces, el R2-D2 de Sphero es exactamente lo que mi yo de seis años quería la primera vez que vio Star Wars.

Fuente: Sphero

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