Los próximos robots que exploren otro planeta podrían llevar consigo a otro mucho más pequeño, que soltarían para que explorase rincones de interés por los cuales el robot grande no pudiera pasar. Este robot, el PUFFER, es capaz además de alterar su forma para colarse por lugares muy estrechos.
El PUFFER, en desarrollo por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, en Pasadena, California (EE.UU.), está inspirado en el origami (papiroflexia). Su diseño ligero le permite aplanarse, plegar sus ruedas y arrastrarse por lugares por los que los robots móviles normales no pueden pasar.
Durante el pasado año y medio, el PUFFER ha sido ensayado en una amplia gama de terrenos accidentados, desde el desierto de Mojave en California hasta las colinas nevadas de la Antártida. La idea es explorar áreas que podrían ser demasiado arriesgadas para que por ellas avance un robot más grande y sin capacidades metamórficas.
Ha sido diseñado para superar pendientes de hasta 45 grados, investigar salientes e incluso dejarse caer en pozos y cráteres. El PUFFER puede servir para ejecutar las misiones más peligrosas de un programa de trabajo encomendado a un robot más grande: varios de los microrrobots pueden aplanarse como naipes y apilarse uno encima de otro formando un mazo. Después, pueden separarse, desplegar a conveniencia su estructura corporal y empezar a explorar.
Pueden hacer investigaciones científicas en paralelo con las ejecutadas por un robot móvil de mayor tamaño, así que de este modo se aumenta el trabajo que se puede llevar a cabo en un día, tal como señala Jaakko Karras, uno de los principales responsables del desarrollo del PUFFER.
Su cuerpo procede de la imaginación del propio Karras, quien estaba experimentando con diseños de papiroflexia. El equipo del PUFFER, que incluye a Christine Fuller, dotó al robot de una placa de circuitos impresos.
Kalind Carpenter, también del JPL, especializado en movilidad robótica, hizo cuatro ruedas para el robot en una impresora 3D. Su primer prototipo era bastante simple, pero rápidamente ganó en sofisticación y versatilidad.
Las ruedas evolucionaron, pasando de cuatro a dos, y ganaron unas bandas de rodamiento que le permiten ascender por cuestas muy inclinadas. También se pueden plegar sobre la estructura central del cuerpo, permitiendo a PUFFER arrastrarse. Se añadió una cola para ganar estabilidad. Unos paneles solares en su vientre permiten a PUFFER darse la vuelta y recargarse al sol.
Con una carga de batería, y en un camino de tierra llano, puede avanzar unos 625 metros. Su autonomía, no obstante, varía un poco dependiendo de cuántos instrumentos se utilicen a bordo.
Fuente: noticiasdelaciencia.com