Thomas Alva Edison tiene una patente de una máquina que, a pesar de haber sido ideada para el trabajo de oficinistas, acabó convirtiéndose en la aguja de los tatuadores, una máquina de tatuajes que luego el tatuador Samuel O’Reilly mejoró en 1891.
Científicos de la Universidad de Alabama sugieren efectos beneficiosos sobre el sistema inmune que tiene tatuarse. Con todo, hay que tener en cuenta diversas de sus desventajas antes de ponerse en manos de un tatuador. O quizá no haga falta, porque hay un robot industria que aspira a quitarle el trabajo.
Sin errores humanos
Tatoué es un proyecto de artistas residentes en el programa Pier 9 de Autodesk, quienes consideran que este es el primer tatuaje hecho por un robot industrial.
Como podéis ver en el vídeo que viene a continuación, usan un robot industrial, de los utilizado habitualmente para fabricar coches, que permite usar la aguja tatuadora con una precisión extraordinaria.
Fuente: xatakaciencia.com