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Desarrolla una tecnología basada en insectos para acelerar la producción de nuevas vacunas

Desarrolla una tecnología basada en insectos para acelerar la producción de nuevas vacunas

La compañía biotecnológica española Algenex ha desarrollado una tecnología basada en insectos que aceleraría la producción de nuevas vacunas. La plataforma tecnológica, denominada ‘CrisBio’, permite producir de manera simple, económica y escalable productos biotecnológicos destinados a formar parte, entre otros usos, de vacunas.

Se basa en el uso de la crisálida de ‘Trichoplusia ni’, la oruga de la col. Este lepidóptero actúa como biorreactor natural para la producción de proteínas recombinantes en una cantidad que permitiría el abastecimiento rápido para la fabricación de vacunas para toda la población española e incluso de otros países, así como para la obtención de reactivos diagnósticos.

Según el fundador de Algenex y director científico de la compañía, José Escribano, «la producción de proteínas es significativamente más rápida que con el sistema tradicional, y reduce los costes de fabricación a una fracción de los costes habituales de este tipo de productos biotecnológicos». «Todo ello garantizaría un rápido abastecimiento de proteínas a los laboratorios que las fabrican y les permite comercializarlas a precios muy competitivos, facilitando su uso en campañas de vacunación en países con economías débiles y sistemas de salud pública precarios», añade.

La tecnología patentada por Algenex es cien por cien española. Una aguja robotizada inocula a las crisálidas un virus molecularmente modificado en función del producto que se desea obtener. El virus coloniza las células vivas del insecto y éstas comienzan a producir la proteína deseada: antígenos para la fabricación de vacunas o reactivos diagnósticos, entre otros.

En menos de una semana, las crisálidas se convierten en cápsulas llenas de la proteína recombinante para las que han sido programadas. El siguiente paso es extraer la proteína de las crisálidas para su posterior purificación y formulación como producto farmacéutico.

Una de las ventajas más destacable de esta tecnología es la simplificación del proceso. La forma tradicional de producir vacunas pasa por el uso de cultivos in vitro de células de mamíferos, insectos, bacterias o levaduras, y su introducción en biorreactores, una maquinaria compleja, costosa y con largos tiempos de desarrollo de sus procesos. Al sustituir esta infraestructura por crisálidas que actúan como biorreactores naturales, el proceso se simplifica, es más ágil y rápido, y requiere de mucha menos inversión en infraestructura.

Además, el sistema es fácilmente escalable: de una única crisálida se pueden obtener entre 10 y 80 dosis de vacunas, dependiendo de la productividad de cada molécula y de la dosis a utilizar de la misma. En las nuevas instalaciones que Algenex inagurará en el verano, la compañía tendrá capacidad para producir proteínas que serían suficientes para formular hasta 50 millones de dosis vacunales al año.

«Nuestra tecnología permite, en menos de dos meses, obtener un nuevo vector para el desarrollo de una nueva vacuna en nuestros insectos biofactoría. El escalado industrial es inmediato e ilimitado una vez fijadas las condiciones óptimas de producción, dado que el insecto utilizado se produce de una manera muy simple y en cantidades prácticamente ilimitadas en un corto periodo de tiempo», asegura la directora general de la compañía, Claudia Jiménez.

Fuente: infosalus.com

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